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El diálogo llevará mucho tiempo

febrero 4, 2017 | Por José Fonseca

Escepticismo

José Fonseca

Sin memoria no existimos y sin responsabilidad

quizá no merezcamos existir.

José Saramago

En este generoso espacio de Siempre! se ha reflexionado sobre cómo la discordia impidió a los mexicanos del siglo XIX resistir la invasión norteamericana que arrebató a México la mitad de su territorio.

Quizá no habrían impedido la invasión, pero sí hacerla más costosa, lo suficiente como para que los acuerdos que pusieron fin a la guerra fueran menos abusivos.

Uno se ha preguntado cómo aquellos mexicanos no entendieron el costo que sus discordias tendrían para México. Lamentablemente uno encuentra la respuesta con solo repasar cómo en este siglo XXI se reacciona ante la agresividad del nuevo gobierno de Estados Unidos.

La reacción de un sector de las opiniones ilustrada y publicada es, en el mejor de los casos, de escepticismo ante cómo se dispone el gobierno del presidente Peña Nieto a enfrentar la negociación al gobierno de Donald Trump.

Al forzar la renegociación del TLCAN y poner en marcha una agresiva política migratoria, Trump pone en jaque millones de fuentes de trabajo en México y juega con el futuro de millones de mexicanos indocumentados que trabajan en Estados Unidos.

Las razones para que el gobierno de México haya empezado un diálogo que llevará mucho tiempo, negociaciones que serán, como todas, muy desgastantes, las cuales exigirán paciencia, pero también mucha responsabilidad, por todo lo que de ellas depende.

Da pena que, ni siquiera en esta coyuntura política en la cual se juega mucho del futuro de México, seamos capaces de mostrar unidad ante los groseros amagos de Trump.

Uno entiende que hay un sector irreductible, cuyo objetivo es descalificar cada paso que da el presidente Peña Nieto. Son aquellos que en este espacio llamamos la cofradía de “Peña no sabe nadar”.

Me temo que mucha de la indignación solo refleja y contagia a los ciudadanos de a pie del temor que las tácticas de mafioso de Donald Trump han sembrado en las elites económica, política y social de nuestra sociedad. Ni siquiera nos damos cuenta de que esa es la reacción que buscaba provocar: el temor y la división.

Muchas de las reacciones de nuestras elites ilustradas han llegado a niveles de histeria, lo cual, sin duda, festejan los cercanos a Trump: miren cómo los traemos.

Como ciegan los prejuicios. No pocas personalidades habitualmente lúcidas sugieren no negociar con el grosero presidente de Estados Unidos

— José Fonseca (@cafepolitico) February 1, 2017

Quien esto escribe cree que el presidente debe enfrentar el reto planteado por Trump con serenidad, con paciencia y con dignidad, consciente de que hay muchos que desean que fracase. La irresponsabilidad de aquellos a quienes para quemar la casa del vecino no les importa quemar la propia. Los mismos que en 2000, al advertirles que Vicente Fox podía arruinar al país, respondieron: “no importa si a México se lo lleva la fregada, lo importante es que ya sacamos al PRI de Los Pinos”.

No debe el gobierno del presidente Peña Nieto dejarse arrastrar por el pesimismo. Con dignidad, inteligencia y serenidad bien puede enfrentar el reto, pues se juega el futuro de la actual generación.

Solo me entristece que, como hace 170 años, los mexicanos hemos dejado que nos dividan los intereses y las intrigas, las propias y las del exterior. Y, como hace 170 años, nos resistimos a la unidad nacional en torno al jefe del Estado mexicano.

jfonseca@cafepolitico.com

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