Una campaña implacable

José Fonseca

El pasado es la única cosa muerta cuyo aroma es dulce.

Edward Thomas

El argumento esencial utilizado por el dirigente nacional de Morena Andrés Manuel López Obrador para atraer a sus filas a militantes de otros partidos, además del señuelo de eventuales posiciones, es su compromiso de deshacer las reformas hechas en este y en sexenios anteriores. En suma ofrece un salto al pasado.

Por supuesto que los que se van a Morena nunca van a decir que quieren restituir el estado de cosas de hace 40 años, aunque en su fuero interno añoran aquel régimen al cual muchos de ellos calificaron de autoritario.

Con excepcional habilidad ha conseguido, otra vez, López Obrador empezar a generar la percepción de que ahora sí ganará la presidencia. Y muchos quieren subirse al tren que los lleve en un anhelado viaje al pasado.

La percepción se ha logrado generar porque, como siempre ocurre, sobran quienes, por buenas o malas razones, se sintieron agraviados con las reformas. Tampoco lo dirán.

Los analistas que hablan de la inevitabilidad del triunfo de López Obrador argumentan que la imagen del presidente y su partido está peor que nunca.

Serían insensatos los errores cometidos por el actual gobierno, pero también debe reconocerse que desde hace más de 30 meses hay una campaña de implacable crítica, alguna justificada, la mayoría nacida del prejuicio ideológico y de la frustración.

Una campaña implacable en la cual han participado los medios de comunicación. El resultado a la vista, la imagen y la popularidad presidencial están en su peor momento.

Uno recuerda que en su novela Ride a Pale Horse, la escritora Helen MacInnes relata la incomodidad de una reportera por la hostilidad a principios de los años ochenta del siglo pasado de muchos medios de comunicación alemanes.

Y se decía la reportera: ¿Ayudarlos a recuperarse de una guerra que ellos iniciaron estuvo mal? Me decía que la mayoría de los alemanes no piensa como sus medios de comunicación. No todavía. Pero, ¿cuánto tiempo tienes que leer periódicos y revistas y escuchar la radio y la televisión sin que poco a poco cambie tu modo de pensar?

No mucho. Los medios impresos y electrónicos han mostrado un poder inusitado. Ya veremos si en los tiempos nublados que enfrenta México lo ejercerán responsablemente.

jfonseca@cafepolitico.com

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