Jaime Luis Albores Téllez

El libro Caín. El último manuscrito, de Gregor von Rezzori, relata la historia de un hombre que nace en 1919, después de la Primera Guerra Mundial. Nos cuenta, al principio, que tuvo una infancia feliz, rodeada de mansiones de sus diversos “tíos” que así llamaba su madre a sus infinitos amantes. Y este hecho hace que viva despreocupado, protegido, aislado del entorno de la guerra y posguerra, hasta que muere su madre, mujer bella, atractiva a los ojos de los hombres. Todo cambia, su existencia de un mundo placentero a un mundo donde el miedo, causado por la incertidumbre, lo lleva a escribir lo que sentía: “un desaliento que todo parecía sucumbir en mí, literalmente todo: mi voluntad de vivir, mi tenaz y lobuno instinto de supervivencia, el de fiera esteparia de flancos esmirriados a causa del hambre…; el animal con voluntad de seguir adelante, a mordiscos, por toda aquella era glacial. Todo eso desaparecía —sin que yo pudiera evitarlo— en el fondo de mi ser presa del destino, y allí se aplacaba en un reposo aparente, hipócrita…”. Pero también cuenta la historia de un guión de cine para Astrid von Bürger, de la que está locamente enamorado y es esposa del hombre que ha iniciado la industria cinematográfica alemana de posguerra. A la vez relata la historia de cómo se fue conformando el libro: “Anotación manuscrita: Para más tarde: Una posibilidad es que el productor tenga la ‘idea’ para el material, es decir, un título, da igual de dónde lo haya sacado. Lo primero que hace es asegurarse todos los derechos. También le pertenecerá, claro, lo que el guionista invente y escriba en relación con ese título”.

En sí es una obra maravillosa donde el autor de Caín. El último manuscrito (Sexto Piso [Traducción de José Aníbal Campos], 2016) mezcla tres historias con un mismo personaje que relata lugares, problemáticas existenciales y situaciones que nada tienen que ver con la llamada “realidad”, que constantemente es diluida por lo brutal de los acontecimientos. El Proceso de Núremberg, la reforma monetaria (en ese entonces) en la República Federal de Alemania, la “americanización”, la industria del cine para generar grandes cantidades de dinero.

En fin, es un libro extraordinario donde el “yo” se enfrenta a los “otros”, lleno de amargura por los acontecimientos, para llegar al escepticismo, donde poco a poco se pierden o se diluyen todas las creencias inculcadas desde la niñez. Y además es una especie de collage, donde la secuencia “histórica”, por decirlo de alguna forma, no existe, es como si los acontecimientos continuaran la libre narrativa o imaginación de Gregor von Rezzori.

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