Bloque parlamentario

Luis Humberto Fernández Fuentes

El pasado 28 de marzo se dio a conocer la creación de un bloque parlamentario en el Senado de la República, como resultado de un conflicto innecesario derivado del intento de excluir a seis senadores de la fracción parlamentaria del PRD. De los dos procesos de elección, el Senado reconoció una coordinación tan artificial como ilegal, debido a que constituyó una simulación jurídica, para articular una decisión ajena al Senado y a sus senadores. No hay un solo paso que se haya realizado con apego a la legalidad y con respeto al principio de igualdad entre senadores y pares. En este caso pudieron más las presiones que la norma.

Se optó por una solución sin base en la legalidad, con consecuencias dañinas para la gobernabilidad, el prestigio y la salud democrática del Senado. El proceso de designación de coordinador en el Senado realizado por el CEN del PRD se basó en normas nunca aplicadas en un proceso similar, que puso al Estatuto del partido por encima de la legislación de la Cámara de Senadores, es decir, prevaleció la norma partidaria por encima de la legislación del Congreso mexicano.

Frente a este panorama, doce senadores decidieron abandonar la fracción del PRD para construir un bloque parlamentario, el cual es la suma de senadores independientes con afinidad a Andrés Manuel López Obrador, por lo que se constituye como la tercera fuerza parlamentaria en el Senado.

Habrá quien diga que este bloque no existe en la normatividad parlamentaria, sin embargo, como senadores independientes podemos organizarnos e impulsar una agenda de transformación nacional que hemos venido construyendo en los últimos años.

También habrá algún “extraviado” que cuestione: ¿por qué un perredista puede apoyar la candidatura de López Obrador? Quien pueda pensarlo así, desconoce la historia reciente, ya que en los últimos doce años todos los perredistas hicieron campaña política a favor de él. Sería ignorar que, de acuerdo con diversas encuestas, más de 65 por ciento de quienes se sienten identificados con el PRD votarían por López Obrador.

Estos hechos muestran un partido que cada día se aleja más de su vocación opositora y de transformación nacional, que renuncia a cualquier compromiso ético y de legalidad. También lo coloca como una fuerza política con un riesgo inminente de perder su masa crítica para seguir como una fuerza independiente. Las acciones de la dirigencia nacional son contrarias a toda lógica política, dado que buscó la división y exclusión, y no la suma y el crecimiento.

Los saldos de este conflicto se suman a los tristes resultados y contradicciones de los últimos años. El PRD no sólo pierde doce senadores, pierde doce liderazgos importantes, en algunos casos con gran presencia regional, lo que se suma a los previsibles resultados electorales en el Estado de México, Nayarit, Coahuila y Veracruz. ¿Cuál será el balance para agosto? ¿Será un partido que no es continente ni contenido, de exclusión e intolerancia, de tierras baldías y sin rumbo?; o ¿será que el PRD solo tiene posibilidad con alianzas en las que juegue un papel de “patiño” o “segundón”?

En este contexto, el error más grave de la cúpula dirigente del CEN del PRD fue que nunca quiso darse cuenta o abrió la posibilidad de reconocer que los doce senadores, hoy fuera de la fracción, pudieran tener la razón. Su acuerdo con el poder, que hoy hace que se reconozca fuera de cualquier legalidad la coordinación impulsada por el CEN del partido, es la prueba más contundente del abandono a la voluntad de cambio y del compromiso con la elite política del país.

Este debate pone sobre la mesa el futuro del PRD y la definición de sí mismo. Las preguntas son: ¿seguirán en la lógica de la indefinición de una estrategia hacia 2018? ¿Seguirán suponiendo que todo el que apoye o todo el que simpatice con López Obrador le es ajeno al partido?

@LuisHFernandez

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