Reino Unido oficialmente inició el proceso de salida de la Unión Europea. Hoy Sir Tim Barrow, el embajador británico en Europa, entregó la carta de la primer ministra Theresa May al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, activando formalmente el brexit.

Tras nueve meses de incertidumbre, tensiones y debates políticos en el parlamento británico, pero también fuera de él, hoy muchos recibieron la noticia con satisfacción; otros más no pudieron dejar de expresar su preocupación. No cabe duda de que estamos entrando en una época de negociaciones enormemente complicadas, un proceso que no encuentra parangón en la historia de la política europea.

Es suficiente decir que normalmente el proceso de adhesión de un nuevo miembro a la UE dura en promedio siete años, pues el mismo Reino Unido cuando había declarado la voluntad de integrarse con la Comunidad Económica Europea en 1969, formalmente llegó a ser miembro en 1973; hay que decir que en aquellos tiempos el bloque europeo fue compuesto de solamente seis países, en comparación a veintisiete miembros con los cuales Gran Bretaña ahora tendrá que negociar su salida. Con un tiempo previsto de solo 2 años para realizar esta tarea, todo parece indicar que será un esfuerzo titánico; ciertamente la base legislativa en el momento en el cual Reino Unido se integró con la Comunidad Económica Europea fue mucho menos complicada de lo que presenta hoy la UE, y con la burocracia europea que puede hacer de cualquier proceso fácil, un proceso muy difícil, habría que imaginarse qué se puede hacer con unas negociaciones tan arduas como las del brexit.

Normalmente los países tocan a la puerta de la UE para entrar a formar parte de este grupo, hoy es un día histórico porque por primera vez uno de los países está tocando esa puerta para salir, la decisión va a marcar por varios años la agenda europea, pero también la política interior del Reino Unido con los riesgos de la independencia escocesa en prospectiva. Como sucede en caso de muchos divorcios, pueden llegar a ser muy desagradables, sobre todo teniendo presente que aquí tenemos varios puntos difíciles de tratar, costos, no solamente económicos, que hay que enfrentar y que sin duda van a afectar a ambas partes.

*El autor es corresponsal de Siempre! en Reino Unido

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