Miguel Ángel Hernández
Jaime Luis Albores Téllez
La novela de Miguel Ángel Hernández, El instante de peligro (Editorial Anagrama, 2015), resultó merecidamente ser finalista del Premio Herralde de Novela. Entre sus aciertos está la forma en que entrelaza el pasado con el presente, a través de una memoria fallida, al igual que sucede cuando los recuerdos son modificados por un instante de peligro, almacenando impresiones generales de algún suceso y el resto es inferido o reconstruido para aceptar la situación. Y no hay nada mejor para enlazar el pasado con el presente que las fotografías y películas. El autor toma como pretexto una sombra “inmóvil, fija, eterna, proyectada sobre un pequeño muro semiderruido que no levantaba más de metro y medio del suelo”. Nos adentra a una historia donde una joven artista Anna Morelli tiene un proyecto a realizar utilizando unas extrañas películas anónimas que encontró con un anticuario de New Jersey; el personaje Martín que fue becario en Williamstown hace unos años regresa a esta institución invitado por Morelli para escribir y crear una historia a unas imágenes sobre las que nada sabe o pueda saber. También es una novela donde surgen las pasiones del alma, las relaciones abiertas, y reflexiones sobre el arte de las imágenes en películas: “Warhol reflexionaba sobre el tiempo, como parecía suceder en las películas encontradas. Sin embargo, a él también le interesaba algo más: el aburrimiento y lo insignificante. En gran parte de sus películas una acción rutinaria determinaba la duración. Una tarea banal y cotidiana a la que habitualmente no prestamos atención. Eso es lo que sucedía con el hombre que duerme. Plano fijo, sin elipsis, hasta el final de la acción. El caso del Empire State era algo diferente. La acción había desaparecido. Sólo estaba el edificio, y la cámara frente a él, dando cuenta de su expansión en el tiempo, convirtiendo la imagen-movimiento en algo semejante a una fotografía, igual que sucedía con la sombra sobre el muro”. También es una historia donde el amor y el desamor se conjugan en el tiempo a través de flashazos, como si fueran instantes de fotografía o de una película donde se recuerda el argumento, pero se olvida los detalles que le dan forma a toda la estructura.
En fin, El instante de peligro, es una gran novela donde Miguel Ángel Hernández describe cómo se transforma la realidad en imaginación cuando tratamos de evocar un pasado lejano o cercano, nuestra memoria inventa cuando tratamos de justificar nuestro presente.


