La jornada electoral del 4 de junio estuve en el Estado de México para acompañar a la maestra Delfina Gómez a emitir su voto, y durante el resto del día recorrí varios municipios como observador electoral.
Me sentí como en casa, no solo por la hospitalidad de los mexiquenses, sino porque vi cómo en ese estado tan importante ocurría lo mismo que en Chiapas: trampas, triquiñuelas y fraude, que yo pensé que solo existían en lugares tan lejanos como la entidad chiapaneca.
Al igual que sucede en Chiapas, en el Estado de México fue clara la intromisión del gobierno federal, la omisión de los órganos electorales ante las mapacherías denunciadas por los ciudadanos y el cinismo de quienes quieren hacer creer a la gente que hacer trampa en las elecciones es normal.
Hay que decirlo claro: los resultados de la jornada electoral del 4 de junio están impugnados y la gravedad de este asunto no es menor. Al contrario, si crece la percepción de que el fraude y la trampa son el único camino para ganar una elección, crece la sensación de incertidumbre, confusión y desconfianza que socava nuestro sistema electoral.
Si revisamos los resultados del 4 de junio, podremos ver que en el Estado de México hubo 179 secciones electorales que tuvieron una participación ciudadana mayor a 60 por ciento y también una votación a favor de Alfredo del Mazo mayor a 60 por ciento de los votos. De esas 179 secciones, en 56 no tenían señal de Internet.
En Chiapas sucedió algo similar en 2015: en 721 secciones electorales se registró más de 70 por ciento de participación ciudadana y más de 70 por ciento de los votos a favor del candidato afín al gobierno. De esas 721 secciones, en 173 no existía señal de Internet instalado por el programa “México Conectado”.
No es casual que en estos estados se repitan estos comportamientos electorales atípicos. Es con trampa y lucro de las condiciones de pobreza, marginación y menor acceso a Internet donde los candidatos “oficiales” avasallan a la oposición.
Esta situación debe obligar a nuestras instituciones a tomar medidas emergentes que contribuyan a dar mayor certeza a los resultados electorales, si es que queremos que la elección de 2018 sea ejemplar y no se repita la compra y coacción de votantes en las casillas.
Por eso lanzamos la iniciativa #SinInternetNoHayFraude, porque sabemos que el derecho al acceso a Internet tiene un enorme potencial para proteger muchos otros derechos, entre ellos, el derecho a elecciones libres, pacíficas y confiables.
En ese sentido, estamos solicitando que el Instituto Nacional Electoral, en coordinación con el Instituto Federal de Telecomunicaciones, fortalezcan la capacidad de sus funcionarios y de toda la ciudadanía para exhibir irregularidades en tiempo real.
Esto se lograría si en cada una de las 150 mil casillas electorales que se instalarán en 2018 se incluye un teléfono inteligente en la Paquetería Electoral que facilite el envío de denuncias. Además, estamos proponiendo que se garantice la conectividad a Internet de acceso libre en todas las casillas, a través de los puntos de acceso del programa “México Conectado”.
La propuesta #SinInternetNoHayFraude es novedosa y es viable. Solo falta que las instituciones demuestren voluntad para tomar acciones que pongan fin a la mapachería electoral, apostándole a la participación ciudadana.
@zoerobledo