Decía Goya que “los sueños de la razón engendran monstruos”, pero los abusos de la religión seguramente crean pesadillas dantescas. Esto es referente a un caso de sacerdotes católicos que se mantuvo encubierto durante los últimos siete años y que ahora sale a la luz de manera alarmante. Se trata del coro celestial de la Catedral de Ratisbona, en Alemania, donde algunos de sus miembros confesaron haber sido víctimas de castigos corporales disciplinarios y hasta de abuso sexual. Se habla de al menos 500 niños que sufrieron maltrato físico y 67 abusos sexuales, incluyendo violaciones en un periodo comprendido entre 1945 y 1990.
La noticia fue revelada por el programa de televisión alemán Menschen bei Maischberger, una investigación que tiene a la población germana boquiabierta ante lo que lo que nunca pensó que ocurría en una institución tan querida y elogiada como los “gorriones de Ratisbona”. La investigación cita comentarios hechos por el director y compositor Franz Wittenbrink, quien describió la situación como un oscuro cuadro de la inquisición.
“En las giras éramos estrellas pero cuando regresábamos al internado nos adentrábamos en un siniestro mundo de la Edad Media”, dijo.
Con estas palabras, el director musical abrió las puertas de la pesadilla sufrida por los famosos niños cantores y descubrió la faceta oscura que vivían en el interior de la educación religiosa.
La situación está a tal grado preocupante que este martes el abogado Ulrich Weber presentó el informe final de la investigación encargada por la Iglesia. ¿El resultado? En 2015, las autoridades católicas reconocieron 72 casos, pero en realidad fueron 547 niños las víctimas de abusos. Lo curioso de tod fue que esos maltratos se perpetraron durante la administración del hermano del papa Benedicto XVI, monseñor Georg Razitger, entre 1964 y 1994.
Por esas fechas, el obispo de Ratisbona, Gerhard-Kudwig Müller intentó cubrir evidencias afirmando que sólo cinco niños habían sido maltratados, pero el abogado Weber asegura que todos estaban enterados de estas acciones.
“Prácticamente todos las personas que tuvieron una responsabilidad en el coro estaban informadas de los casos de violencia”, dijo. “Todos mostraron poco interés en el tema. Para ellos era más importante proteger la institución; ignoraron a las víctimas y protegieron a los responsables”, puntualizó.
Pese a las investigaciones, Weber señaló que la mayoría de los casos han prescrito, por lo que los 49 presuntos autores de violencia identificados en el informe no serían juzgados, sin embargo, el obispado aprobó una ayuda económica de 20.000 euros para las víctimas, que hasta ahora suman 300 personas, aunque Weber calcula que son más de 700.