La confusión reina en Venezuela. Hace apenas un par de semanas se hablaba de una rebelión popular cuando un supuesto miembro de las fuerzas armadas se había sublevado tras haber piloteado un helicóptero sobre el Ministerio de Justicia, en Caracas. Otros mencionaron después que se trataba de un posible autogolpe promovido por el gobierno de Nicolás Maduro, que buscaba una posibilidad de resolver la crisis social mediante una fórmula más enérgica y mediante el uso de la capacidad bélica.
Ocho días después, la población daba un ejemplo de plena organización al acudir a las urnas en un plebiscito exploratorio que reflejó mayoritariamente que el pueblo está cansado de un gobierno que ha sido incapaz de solucionar una de las peores crisis sociales en su historia.
A una semana de que se realice la formación de la Asamblea Nacional, donde candidatos oficialistas como Diosdado Cabello y Delcy Rodríguez, ambos alfiles del presidente Nicolás Maduro, países como Estados Unidos y México se han opuesto a esta intención.
El primero ha advertido incluso con aplicar sanciones si esto se lleva a cabo, mientras que el segundo aboga más por “abrir una puerta a una negociación que lleve a resolver la grave crisis democrática por la que atraviesa Venezuela”, según señala la Secretaría de Relaciones Exteriores en un comunicado. Para Trino Márquez Cegarra, los quince años de gobierno bolivariano sólo han servido para causar problemas que, a su vez, han agudizado la situación social y han disparado la alerta mundial sobre lo que podría ser el fracaso más preocupante que ha tenido el también llamado socialismo del sigo XXI.
Maduro empuja hacia la violencia
¿En qué situación se encuentra Venezuela?
El gobierno está cada vez más aislado y debilitado en el plano de la legitimidad, no en el plano de la fuerza porque ellos siguen conservando esa ventaja. Están en control de las fuerzas armadas y del Tribunal de Justicia, así como del Consejo Electoral, que son las tres instituciones claves con las que se está apoyando. En el ámbito económico ellos tienen todos los recursos, con ingresos que provienen principalmente de la renta petrolera.
Es un gobierno cada más ilegítimo pero con una enorme fuerza desde el punto de vista de la capacidad de coerción y represión que puede ejercer. Desde el punto de vista internacional, es un gobierno que perdió todo el reconocimiento internacional. Diversos gobiernos lo consideran una dictadura, o incluso un régimen autoritario, visión que tienen tanto la Unión Europea como Estados Unidos.
En América Latina, México ha adoptado una posición más firme respecto al gobierno de Maduro. Lo mismo ha ocurrido con los gobiernos de Brasil, Chile, Colombia. Todos ellos han propugnado porque el gobierno de Nicolás Maduro retire su posición de la constituyente.
La fuerza que sólo tiene Maduro es la cúpula militar, los únicos que le siguen dando un apoyo único, especialmente del ministro de Defensa, Vladimir Padrino López.
La oposición está muy fortalecida y más tras la jornada de consulta del 16 de julio que fue una victoria espectacular que incluso sorprendió a la misma Mesa de la Unidad Democrática (MUD) porque se realizó en poco tiempo, con bajos recursos y sin el apoyo del Consejo electoral. Fue una jornada espectacular. Hizo que 7 millones de venezolanos se movilizaran en un solo día en Venezuela y más de 600 mil en el exterior. La MUD está enviando con esto un mensaje muy claro de rechazo al gobierno de Nicolás Maduro y a su intento de apoderarse de la Constituyente.
Sin embargo, el gobierno no da ninguna señal concreta de que vaya a desmontar su plan de la constitución. Todo dependerá de la presión interna que se desate y de la fuerza internacional que se expresa en países como México, Brasil, Argentina, Colombia, es decir, los grandes países del continente para tratar de, al menos, obligar a Nicolás Maduro de que retire su propuesta de constituyente, porque creará un conflicto mayor al que ya existe en Venezuela.
Si el gobierno insiste en esta convocatoria, el país va a ir a una situación conflictiva; nadie puede asegurar en qué va a parar. Pero el gobierno de Maduro sólo se ha comportado de manera irresponsable y arrogante. El gobierno está empujando al país hacia la violencia.
El fracaso más estruendoso
Algunos expertos internacionales describen la crisis venezolana como un caso que no debe ocurrir en ningún país, ¿qué opina?
El fracaso del socialismo del siglo XXI es también un ejemplo para el mundo entero. De hecho, en este momento no existen sino tres países que plantean la tesis socialista con la centralización de los medios de producción. Estos son Cuba y Venezuela en América Latina, Corea del Norte en Asia y Eritrea, en Africa. Llama la atención que otras naciones que pasaron por eso, aunque tienen un gobierno autoritario y con un partido único, como es el caso de China, Vietnam, o Laos, pero han cambiado de ser economías altamente estatizadas a una más liberal, abierta y competitiva, donde además se resguardan los derechos de propiedad. Sólo en Venezuela y Cuba predomina esa visión estalinista-comunista tanto en la sociedad como en la economía.
Venezuela es el fracaso más estruendoso que se ha producido en todo el mundo comunista en los últimos cien años, porque nunca los países de ese régimen disfrutaron de un nivel de ingresos como el que les ha proporcionado Venezuela en los últimos quince años. Venezuela llegó a tener ingresos petroleros de hasta 110 mil millones de dólares para una población de 30 millones. Para cualquier país del mundo hubiera significado bienestar, desarrollo y un nivel de vida elevado, pero los comunistas venezolanos se encargaron de destruir esos recursos.
Por una parte, lo hicieron robando, porque la corrupción en este país ha sido la peor en la historia y se ha producido un verdadero saqueo de las riquezas nacionales. Se calcula que en la última década ingresaron al país un billón de dólares, una cantidad que para cualquier país en la tierra hubiera significado la abundancia y el progreso más grande que se pueda imaginar.
En lugar de eso, hoy tenemos un país sin empleo, sin industria, con una caída del PIB de 30 por ciento en los últimos cuatro años, algo que ningún país lo ha registrado en periodos de paz. Tenemos la inflación más alta del mundo por cuarto año consecutivo. Lo que han creado estos comunistas aquí es un verdadero tsunami y, por otro, la instauración de un sistema militarista, centralista, pretoriano que ha destruido la democracia. Solo la enorme fortaleza de la sociedad civil, la existencia de partidos que se han resistido a desaparecer y los medios de comunicación, sindicatos, organizaciones empresariales independientes son los únicos que han logrado preservar los espacios de democracia. Venezuela es un ejemplo negativo para todo el mundo.
México no se salvaría con AMLO
Hay expertos que advierten que un gobierno populista puede surgir en cualquier parte, en el caso de México, ¿qué perspectivas considera?
Le he seguido la pista todos estos días a Andrés Manuel López Obrador. México es un país muy importante y fundamental en todo el continente. Es un líder en la defensa de los valores democráticos; un modelo para América Latina.
El consejo que podría darles es que tengan cuidado no solo con López Obrador sino con cualquier candidato populista demagogo que ofrece “villas y castillas” y que luego terminan causando un enorme daño a la sociedad. El discurso populista que empleó Hugo Chávez para enamorar a la gente es el mismo que ha originado esta tragedia. Eso puede repetirse en México y en cualquier otro país latinoamericano. Venezuela es un ejemplo negativo. En las universidades, en los partidos políticos y en los medios de comunicación debe analizarse el caso venezolano porque es un país con un gran caudal de recursos, que podría convertirse en toda una potencia económica, pero el modelo comunista acabó con esas esperanzas. Igual puede ocurrir en México. El discurso populista, socializante que coquetea con el comunismo no es bueno. Recomiendo a los hermanos mexicanos que se cuiden de López Obrador o de cualquier otro dirigente redentorista que, utilizando el lenguaje demagógico, sólo engañan a la gente para atraer los votos y después a destruir la democracia y la economía. Venezuela es una experiencia muy dolorosa que esperemos que no se repita más en Latinoamérica ni mucho menos en un país tan importante como México.