El 25 de julio se celebra, dentro de la fe católica, la festividad de Santiago Apóstol. Independientemente de las creencias y costumbres de cada país o persona, es imposible pasar desapercibida la fecha no sólo en Santiago de Compostela, Galicia o España, sino también México. La importancia que han tenido el culto y el simbolismo de Santiago a lo largo de la historia, han hecho que se genere alrededor del personaje un extraordinario cúmulo de riqueza cultural que pocos iconos religiosos pueden presumir.

La suntuosidad de una tumba

En el sitio donde, según la tradición, fue enterrado Santiago; o Jacobo según algunas versiones, (de ahí el termino “jacobeo” para referirse a lo respectivo  a Santiago) después de ser martirizado y decapitado, fue considerado desde su descubrimiento como un lugar santo en el cual debía honrarse al Apóstol de Cristo que había llevado el Evangelio a Hispania. Ese lugar es hoy Santiago de Compostela en Galicia y alrededor de la tumba se construyó una de los monumentos religioso más majestuosos del mundo rivalizando por el título únicamente con la Basílica de San Pedro y el Estado Vaticano.

La catedral de Santiago, principal emblema del conjunto, es una impresionante  edificación que  comenzó a construirse en el año 1025 y se terminó formalmente en 1750, por lo que contiene, tanto en su interior como en la fachada, hermosas expresiones de los estilos románico, romántico y barroco. La Catedral posee, además de la nave mayor, 17 capillas engalanadas con imponentes retablos de oro y plata, pórticos bellamente tallados como el llamado “De la Gloria” y 5 imponentes torres.

La tradición y la leyenda

El culto a Santiago en España fue aumentando paulatinamente, aunado a la expansión del cristianismo,  desde que fue encontrada su tumba hasta llegar  a ser nombrado por el papa Urbano VIII patrón único del país ibérico; sin embargo, el momento más simbólico para de la historia de su devoción llegó cuando en los años de la reconquista del territorio en manos árabes, específicamente en la batalla de Clavijo, año 844, el rey Ramiro I de Asturias aseguró que Santiago había bajado de los cielos para auxiliar a los cristianos en contra de los moros.

De dicho acontecimiento le sobrevino el epíteto de “Matamoros” y su más popular representación, es decir, cabalgando un caballo blanco, ataviado con traje de batalla de gala y blandiendo una espada, además de algún hombre con rasgos árabes debajo de las patas de su equino.  Giovanni Battista Tiepolo, Gregorio Vázquez de Arce, Francisco Camilo y el mexicano Jorge Alzaga son algunos de los artistas que han pintado  a Santiago de dicha forma; en la escultura, resalta José Ferreiro.

Camino de Santiago

A partir de la victoria en Clavijo,  se hizo patente y casi una manda oficial el que se peregrinara de cualquier parte de España hasta Compostela en acción de gracias; la costumbre poco a poco fue arraigándose entre los católicos de toda Europa y pronto se trazaron rutas establecidas que que iban desde lugares cómo Oxford, Luxemburgo, Roma, Paris y, por supuesto, Madrid, hasta Santiago de Compostela. A lo largo de estos  “Caminos de Santiago”, se ha construido antiguas e importantes edificaciones para ayudar a los peregrinos en su travesía, tales como puentes y hospitales; también atraviesan por bellos paisajes naturales y han servido en gran medida para la solidaridad y la cooperación entre ciudadanos de diferentes nacionalidades, no sólo en el aspecto religioso sino también en el comercial. En el año 2004 le fue otorgado, a todos los caminos en conjunto, el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia porque “a través de los siglos, se ha convertido en símbolo de fraternidad y vertebrador de una conciencia europea”.

Caballeros de Santiago

Fundada por el mismo rey Ramiro I de Asturias, la Orden de Santiago fue creada en un principio como una especie de grupo paramilitar que se encargaría de proteger a los peregrinos en su camino hacia Compostela. Pero,  al pasar de los años, impulsada a la devoción por el santo , se convirtió en una de las máximas aspiraciones y en el título más elitista a que podía aspirar un miembro de la nobleza ibérica.  Entre sus más celebres miembros se encuentran el pintor Diego Velázquez, quien aparece vestido con el respectivo hábito de la Orden en su famoso autorretrato dentro de Las meninas, y el conquistador Don Pedro de Alvarado, además de varios virreyes de la Nueva España. El símbolo de tan selecto grupo es la llamada “Cruz de Santiago”, que al tiempo que representa el ícono cristiano, es también una espada que simboliza la defensa del cristianismo y la esperanza, de la cual el Apóstol es delegado dentro de las tres virtudes teologales, como lo indica Dante Alighieri en su Divina comedia.

Santiago en México

Al ser el principal referente de la religiosidad española, no es casual que el encuentro entre Santiago y México produjera  consigo importantes referentes culturales. A él deben su nombre lugres en diferentes estados de la República como Querétaro, Nayarit y Nuevo León. Fuera del país, también nombró a una de las principales ciudades de Cuba y a la capital de Chile.

El convento de Tlatelolco, primordial en la evangelización y de fuerte peso político en la Nueva España , fue dedicado al “Caballero blanco”, debido a que, al igual que en Clavijo, los conquistadores españoles declararon haber visto a Santiago ayudándolos a combatir contra los indios.

Cada 25 de julio, en lugares como Tlaxcala y Guanajuato, se llevan a cabo simulaciones de batallas entre moros y cristianos para conmemorar la festividad de Santiago, brindando un espectáculo folclórico maravilloso para quien lo admira, pues  se expresan también algunas costumbres sincréticas y matices propios de cada región.  También se realizan ceremonias religiosas, corridas de toros, exhibiciones de fuegos artificiales y espectáculos ecuestres.  Además, las múltiples muestras de fervor popular ,como los exvotos y retablos que agradecen  por diversos favores ,han enriquecido toda la vasta   alegoría alrededor de  la imagen y el simbolismo de Santiago.