Debido la relación que existe entre el fenómeno migratorio y la trata de personas, México se ha vuelto muy vulnerable a convertirse en un país tanto de origen como de destino de un ilícito que aqueja entre 60 y 70 mil víctimas alrededor del mundo.

En entrevista con El Universal, John Brandolino, director de la división de Asuntos de Trata de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, afirmó que ante la difícil situación que se vive en más de 70 naciones, se debe ser más activo en la persecución de este delito que puede ser considerado como la esclavitud de nuestros tiempos y que como principales formas tiene a la explotación sexual y laboral, extracción de órganos, servidumbre doméstica, mendicidad, entre otros.

Entre los grupos que destaca como más vulnerables se encuentran indígenas, mujeres y niñas, así como a las personas con alguna discapacidad. Además de México, otros países que se conocen como principales destinos de víctimas de tratas de personas son: Brasil, Estados Unidos, Canadá, Colombia, Argentina y Costa Rica.

Específicamente en México, señala que más de la mitad del tráfico de personas es “doméstico” –se da de una entidad a otra–. Las 15 entidades con mayor incidencia en este delito son: Sonora, Guerrero, Chiapas, Baja California, Chihuahua, Tamaulipas, Quintana Roo, Jalisco, Tlaxcala, Puebla, estado de México, Guanajuato, Veracruz, Querétaro y la Ciudad de México.

Respecto a la cantidad de dinero que se pueden obtener de ganancias, el director de la UNODC asevera que pese a que debido a que son miles de millones de dólares, es muy difícil cuantificar.

Campaña Corazón Azul

En marzo de 2008, en Viena, Austria, UNODC lanzó la campaña “Corazón Azul” contra la trata de personas. De esta manera se presenta como una iniciativa internacional que tiene como objetivo sensibilizar la lucha contra la trata de personas y su impacto en la sociedad y alentar la participación masiva para servir de inspiración a medidas que contribuyan a poner fin a este delito.

“Lo que esta campaña hace es ayudar en todas la áreas, no sólo educar a la población acerca de qué es la trata, dónde ocurre, qué pasa, cuáles son los grupos objetivo, sino también cómo los sistemas de justicia pueden estar más involucrados, más conectados con la sociedad para ser más efectivos en la persecución de este delito”, afirma Brandolino.