Alexander Serikov
Lo sucedido en la central nuclear japonesa de Fukushima a raíz del sismo y tsunami del 11 de marzo, sigue preocupando al mundo entero. A pesar de todas las medidas posibles de minimizar el impacto nocivo de la radiación emprendidas por los japoneses, la situación allá continúa siendo tensa. Según últimos datos, el nivel de la fuga de la radiación supera 1,150 veces el normal. Francia y Austria publicaron sus propios datos sobre la radiación en esta central. Según estos datos, el volumen de la emanación del cesio radioactivo durante los primeros cuatro días después del siniestro, alcanzó el 50 por ciento del índice análogo durante lo sucedido en la central nuclear de Chernobyl en 1986. Al mismo tiempo, los investigadores de estos países comunicaron que, lo más probable es que las sustancias radioactivas no alcanzarían los territorios de los países del hemisferio del sur. Sin embargo, no se descarta la posibilidad de que lleguen a los países europeos.
Cada día que pasa arroja nuevos datos de carácter poco optimista. Así fue el 28 de marzo cuando se encontraron en los alrededores de la central de Fukushima huellas del metal de plutonio. Estas huellas fueron detectadas en diez lugares diferentes. Según informó la agencia Reuters, las cantidades detectadas del metal radioactivo no representan peligro para la salud humana. Sin embargo, este hecho provocó cierta alarma. También fue detectado un nivel elevado de la radiación en el agua utilizada para enfriar los reactores, informó el gobierno japonés. “La radiación, al parecer, fue provocada por las varillas de combustible que se derritieron y entraron en contacto con el agua utilizada para enfriar los reactores”, informó Yukio Edano, secretario general del gabinete de ministros de Japón. De acuerdo a sus palabras, el gobierno japonés no tiene información sobre cuánto tiempo duraría este proceso. “Tenemos que hacer lo posible para que esta agua no penetre en el suelo y no salga al mar”, dijo el funcionario japonés.
Dos de los seis reactores de la central, según funcionarios japoneses, no representan peligro. La situación en los otros cuatro reactores sigue siendo preocupante. De vez en cuando de ellos saltan columnas de humo y vapor y los ingenieros tratan de reparar los sistemas de enfriamiento destruidos por el sismo y el maremoto.
Según Reuters, las partículas radioactivas ya alcanzaron Islandia aunque Japón considera que esas cantidades no representan peligro para las personas adultas. Han sido los empleados que están trabajando en esta situación de urgencia en la central japonesa quienes han recibido dosis elevadas. Y dos de ellos ya fueron hospitalizados. La agencia japonesa Kiodo informó que las autoridades de la capital del país aceptaron la presencia de cantidades elevadas del cesio radioactivo, 1.8 veces más de lo admisible, en las verduras producidas en Tokio. También fueron encontrados niveles de radiación elevados en las verduras producidas en la prefectura de Fukushima. Australia, Estados Unidos, Hong Kong y Singapur, se negaron a comprar productos alimenticios fabricados en ciertas regiones japonesas.
Debido a la situación complicada en la central nuclear de Fukushima, la compañía que maneja esta central, Tokio Electric Power Company (TEPCO) pidió ayuda a los franceses. Eric Besson, ministro de la industria de Francia, en una entrevista dada a la estación de radio RTL, estimó la situación en la central japonesa como crítica. Dos compañías francesas, Electricite de France (EDF) y Areva dieron ayuda a Japón enviando robots especiales capaces de trabajar en las centrales nucleares en condiciones extremas.
Según datos recibidos al momento del cierre de esta edición, como resultado del terrible desastre del 11 de marzo, el número de muertos en Japón superó las 11 mil personas y más de 17 mil se consideran desaparecidas. Decenas de miles perdieron sus hogares a causa del sismo más fuerte y destructor en la historia del país.