Los sueños también pueden convertirse en pesadillas. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hará lo que esté a su alcance para cortar cualquier tipo de migración a la Unión Americana. En este caso, suspenderá el programa de los “dreamers”, que son aquellos jóvenes que llegaron a suelo estadounidense con sus padres y que ahora buscan consolidar su educación en universidades del país vecino. Para su desgracia, son indocumentados y, por supuesto, un objetivo más de las políticas antimigratorias del magnate inmobiliario.

Este grupo de personas, que fueron llevadas a Estados Unidos de la mano de sus familiares siendo niños, ahora que crecieron se encuentra ante la disyuntiva de tener que regresar a un país que desconocen y que están más acostumbrados al estilo de vida norteamericano. Este lunes, Trump sometió al Congreso su petición para impedir que más de 800 mil jóvenes puedan gozar de los beneficios de la educación que ofrecen sus universidades.

En este aspecto, Trump no sólo busca suspender las ventajas para este sector, sino asestar otro golpe a la política de su antecesor Barack Obama, quien en 2012 logró que se aprobara un programa para acoger a los “dreamers”, una iniciativa que a los republicanos les ha disgustado enormemente y que ahora, en la era Trump, se perfilan a apoyar la eliminación del programa.

A partir de ahora, el Congreso cuenta con seis meses para determinar si la iniciativa se impone. Esto significaría que que este núcleo de personas, la mayoría de origen mexicano, sería expulsado de un país al que consideran más suyo que su natal México.

A la vista de los medios de comunicación, esta medida es una prueba más de la intolerancia del gobierno de Trump e incluso de los sectores más radicales del Partido Demócrata, que suele apoyar medidas como éstas, de manera encubierta. A partir de ahora, habrá que dejar de soñar y buscar otros horizontes pues, al parecer, México no parece ser del total agrado para estas personas acostumbradas a un nivel e idiosincracia diferente.

Sólo para que lo sepan: El programa que los ha beneficiado hasta el momento, bajo el amparo de Obama se llama DACA. La medida exige cumplir con 16 años de estancia en Estados Unidos y haberse establecido permanentemente en el país desde 2007. Que no tengan antecedentes criminales y que estén estudiando o tengan el bachillerato terminado. Sin embargo, no resuelve su calidad de inmigrantes, pues pesa sobre ellos una constante amenaza de deportación, ya que tienen que renovar el permiso cada dos años. Soñar sí cuesta mucho.