A norte de la Ciudad de México, en Tepotzotlán, un antiguo colegio jesuita resguarda el mayor acervo de arte novohispano en Latinoamérica. El recinto además de ser un museo de impresiónate riqueza, ofrece también una atractiva oferta de actividades culturales, académicas y festivales para sus visitantes.
En el ex Colegio Noviciado de Tepotzotlán, fundado en el año de 1586 por la Compañía de Jesús, se estableció en 1964 el Museo Nacional del Virreinato bajo el mandato presidencial de Adolfo López Mateos. Se trata de un espacio cultural único en su tipo que conjuga dos tipos de museo: el museo de sitio y el museo histórico.

FOTO: INAH/CUARTOSCURO.COM
Dentro del museo de sitio, que ocupa la antigua construcción original del convento el visitante tiene la oportunidad de conocer la historia de la orden jesuita y el estilo de vida que llevaban sus miembros en estos sitios oscilatorios entre lo cotidiano y lo divino. Podrán observarse los lugares destinados a la oración, los huertos, la monumental cocina y las celdas que servían de habitación a los religiosos.
El museo histórico, por otra parte, está compuesto por salas que exhiben el tesoro más numeroso del ámbito virreinal, dotado de una colección de valor incalculable que comprende piezas de pintura, escultura, bibliografía, marfiles , arte plumario, platería, orfebrería, herrería, textiles, porcelanas, lascas y vidrio. Todo ello clasificado y expuesto en múltiples aspectos que van desde el siglo XVI al siglo XIX. Entre las exposiciones permanente que pueden disfrutarse destacan: “México virreinal” , “Artes y oficios de la Nueva España” y “Monjas coronadas. Vida conventual femenina”.
En total, el Museo Nacional del Virreinato tiene a su cargo más de 34 mil piezas que provienen de diferentes orígenes como el Museo Nacional de Antropología, el Museo Nacional de Historia y el Museo de Arte Religioso de la Catedral de México.
Adjuntamente al complejo museográfico, los ojos pueden maravillarse con los los sitios originales de culto que ostentan el estilo barroco en su mayor esplendor y lujo; un ejemplo de ello es el Templo de San Francisco Javier, que finalizado en 1682 hace gala de poseer diez retablos en hoja de oro y lienzos de los principales artistas de la época como Miguel Cabrea. También, sin carecer de encantos, se ubican en el conjunto la Capilla de Novicios, el Relicario de San José y el Camarín de la Virgen de Loreto que recientemente fue restaurado para devolverlo a su belleza original.

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Mas si lo que se desea es leer un poco, existe además un área especializada en proteger un extraordinario cumulo de libros antiguos entre los que se hallan 92 volúmenes de libros de coro, algunos hasta de 60 kilogramos de peso, que son realmente obras apreciadísimas no sólo por su antigüedad sino por los pictogramas, simbolismos y relevancia histórica y musical que contienen.
Por si esto no fuera suficiente, el Museo Nacional del Virreinato mantiene una agenda académica y cultural muy activa. Prueba de ello es que del 7 al 29 de octubre albergará la decimoctava edición del Festival de Música Antigua. Especialmente los fines de semana del señalado mes, se mostrará un repertorio dentro del tema “La música en la vida cotidiana de la Nueva España” .
Los conciertos y demás actividades que se presentarán en el festival, estarán enmarcados también por la celebración del 450 aniversario del natalicio de Claudio Monteverdi. Dentro del programa, los títulos de los eventos no dejan de ser interesantes: “Sarao”, “Las cuerdas pulsadas vibran en el Nuevo Mundo”, “La música cotidiana en las catedrales y conventos novohispanos”, “La fiesta de Corpus Christi” y “De fandangos y chanzonetas” son algunos de ellos.
No hay entonces pretextos para escapar de la ciudad un día y dirigirse a deslumbrar la vista y a endulzar los oídos con los siglos concentrados en este extraordinario museo.


