Después de tres años de reconstrucción, el Weltmuseum (Museo del Mundo de Viena) finalmente abrió sus puertas de una manera muy singular al presentar sus tesoros culturales únicos de todos los continentes; sin embargo, hay una pieza muy en particular, y con mucho apego a los mexicanos: se trata del legendario tocado de plumas de quetzal o mejor conocido como “Penacho de Moctezuma”.
Esta pieza, que según la tradición perteneció al tlatoani Moctezuma Xocoyotzin, es parte del calidoscopio de obras teatrales y musicales de diferentes culturas y una instalación al aire libre, curada por André Heller, dando paso a la nueva etapa del recinto cultural, antes nombrado Museo Etnológico de Viena, para ofrecerle a sus visitantes un viaje en el tiempo para profundizar de forma interactiva en la historia de cada pieza.
El tocado con más de 500 años de historia, compuesto por plumas verdes, rojas del pájaro espátula y otras de color café, turquesas y azules claras de aves no identificadas, preside la sala dedicada a Mesoamérica, donde se ofrece un recorrido por la cultura precolombina, la conquista española y la independencia.
“Con esta simbólica apertura, el publico puede recorrer 14 galerías hiladas como cadena de perlas en obras de arte con interpretaciones contemporáneas”, dijo el museo a través de un comunicado.
Cabe señalar que en el 2013 se ofreció en México una interesante investigación por parte del entonces Museo de Etnología de Viena, bajo el marco de un convenio de colaboración académica binacional México-Austria, para aportar los últimos conocimientos invaluables que se tenía sobre el tocado, ya que se considera que dato obtenido es información inédita que, unida a documentos de los siglos XIX y XX, y a fuentes primarias, permite elaborar un marco de comprensión del universo ritual, artístico y tecnológico del mundo mesoamericano.
En Austria, el Penacho de Moctezuma vuelve a ser exhibido después de 3 años de remodelación del Museo de Viena. #EnPunto con @DeniseMaerker pic.twitter.com/gcc6Q9ag5f
— Noticieros Televisa (@NTelevisa_com) 26 de octubre de 2017
Por otro lado, como datos relevantes de la historia de esta pieza se puede señalar que, en un primer momento, fue registrada como un “sombrero morisco” en el inventario de 1596 de la famosa colección de Ambras, una de las mayores cámaras de arte y maravillas de su tiempo, propiedad del archiduque Fernando II de Austria, gobernador de Tirol y Austria Anterior.
En la segunda mitad del siglo XIX este maravilloso ejemplar de arte prehispánico, dejó de formar parte del patrimonio de la Corte y se convirtió en propiedad estatal, bajo la custodia del Museo de Historia Natural, inventariado en ese momento como “estandarte suntuoso del México antiguo”. En 1878 el Penacho se trasladó al antiguo Gabinete de Historia Natural y a partir de entonces ha sido objeto de un especial reconocimiento para su cuidado y conservación.
En 1888 el preciado objeto fue colocado en un marco de cristal que se colgó en una de las paredes del Museo de Historia Natural y se dio a conocer al público en el contexto de la inauguración del museo el 10 de agosto de 1889. Al término de la monarquía, las colecciones etnográficas se trasladaron al Museo de Etnología. Pero no fue sino hasta 1935 que el Penacho quedó integrado a la nueva exposición permanente de las colecciones dedicadas a América del Norte y Central.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el Penacho se resguardó en el Banco Nacional Austriaco. En 1961 el Museo de Etnología, ahora Weltmuseum, exhibió la pieza en una vitrina de seguridad; durante la década de los sesentas se realizaron algunos estudios de la obra plumaria que aportaron datos adicionales que contribuyeron a conocer mejor su estructura física por la cara posterior.
Hasta el momento expertos austriacos insisten en la fragilidad de la pieza, situación que confirma que no puede ser trasladada, “al menos hasta que exista una tecnología que evite el impacto de la más mínima vibración durante el viaje”, se detalló durante la inauguración de la reapertura del museo.