Javier Vieyra y Jacquelin Ramos

Recientemente el prestigioso semanario británico The Economist publicó un polémico articulo en su versión impresa donde se realiza una incisiva comparación entre la figura histórica de Lázaro Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, resaltando las diferencias entre ambos . El polémico escrito realizado por el prestigioso diario británico tiene un claro antecedente en las recurrentes referencias donde el tabasqueño se equipara con diferentes personajes históricos como Juárez y el propio Cárdenas.

La publicación se trata de una propuesta sumamente interesante para abrir al debate, sobretodo en medio del preámbulo de la contienda presidencial que está próxima a suscitarse en 2018.

María Xelhuantzi, doctora en ciencia política por la UNAM, analiza en exclusiva para Siempre! el contenido del mencionado artículo y profundiza desmintiendo y confirmando de manera puntual los contrastes y similitudes que existen entre los dos actores de la política mexicana.

En principio advierte Xelhuantzi, son en muchos aspectos “figuras incontrastables”, es decir que no se pueden comparar fundamentalmente por el contexto en el cual se están desempeñando. Respecto a Lázaro Cárdenas se ubica en un país que vive todavía de una lucha armada muy reciente, de confrontaciones entre diferentes grupos que se estaban disputando el poder y en ese sentido, Cárdenas se vio obligado hacer un conciliador de esas masas, desafortunadamente esa conciliación le llevó a favorecer a la oligarquía, a los acaudalados; y muy contrariamente a lo que muchos piensan: Cárdenas no favorece tanto a los pobres sino a los ricos.

En el caso de Andrés Manuel López Obrador, está ubicado totalmente en otro escenario, en un México diferente, explica la autora del libro Sindicalismo internacional (2002), en donde también hay enfrentamientos desde luego, lo que ha provocado convertirse en un país violento. Hoy el sentido de la violencia es muy diferente, lo que tenemos son grupos literalmente del crimen organizado, ligados algunos de ellos con los personajes de la vida política, y en este caso López Obrador no se atreve a hacerlo claro, habla de la mafia del poder como si fuera solo un grupo de personas nada más, y nunca asume los nexos.

“El contexto es muy diferente, son maneras muy distintas, son personalidades muy opuestas. Cárdenas le viene una lucha armada y se forma en la propia revolución, no es una persona que tenga estudios, solo cuenta con un rango militar y a final de cuentas su experiencia política es muy diferente a la que puede tener López Obrador, que de alguna manera es un personaje en teoría que va a la Universidad, le toca vivir un país dominado por grupos civiles, ya no tanto por los militares, entonces sus vidas no se pueden comparar”.

 

Se ha sobredimensionado la figura de Cárdenas

De acuerdo al punto de vista crítico de Xelhuantzi sobre el propio Cárdenas —desde luego con mayor medida de AMLO, dice—, la figura de Lázaro Cárdenas se ha sobredimensionado, al menos en lo que se refieren a temas de cuestión laboral. Añadió que para compararlo con algún otro personaje, en principio se debe hacer un balance sobre el Cardenismo, algo parecido a lo que hizo la revista The Economist, que destaca principalmente el papel conciliador de Cárdenas, de negociador, que promovía la unidad del país, situación que si fue cierto ya que prepara todo el escenario para hacer frente a la Segunda Guerra Mundial.

No obstante, lo que no se dice es que Cárdenas lo hizo en base a un terrible costo social, y eso hay que decirlo expresa Xelhuantzi, creó un presidencialismo más concentrado de lo necesario, lo cual ha tenido consecuencias funestas para el país.

El clientelismo, lo único comparable

Sin embargo, a pesar de esos contrastes se parecen bastante, dicho esto por The Economist, al subrayar que es difícil saber cómo sería López Obrador como presidente, pero reconoció que el líder de Morena es el favorito en 2018, pero debe aprender a conducirse como los héroes que el mismo refiere: Benito Juárez, Francisco I. Madero y Cárdenas.

Sin embargo para ello, asevera Xelhuantzi, López Obrador tendría que realizar un análisis critico de alguno de esos personajes, y dejarlos de ver como héroes, y ubicarlos como personas de carne y hueso, que alguna vez representaron intereses y que hicieron o gobernaron con mano dura especialmente, insiste la especialista, a lo que se refiere a temas de los trabajadores.

Explicó que por su parte en lo único en lo que se pueden comparar es en el sentido a que recurren al “clientelismo”, pues ambos lo han utilizado como un instrumento de control sobre las masas, a lo que muy famosamente se le conoce como el pueblo.

“Me parece que el gran fundador del clientelismo contemporáneo de este país, fue precisamente Lázaro Cárdenas, es algo que The Economist no menciona, pareciera que el clientelismo es bueno porque es Cárdenas, y que es malo, porque es López Obrador, y no es cierto, es malo de los dos, en esa situación se parecen más de los que muchos quisieran admitir”.

En ese sentido, López Obrador se tiene que comparar con Cárdenas, dice Xelhuantzi, ya que se debe recordar que quien deja todo el sometimiento durante décadas de los campesinos a las políticas del gobierno es Cárdenas, con todo y la cuestión del reparto agrario, que es la madre de las políticas clientelares de México, así como el hecho de convertir la tierra en un bien público, y que esta condición se transformó en un instrumento de control y de dominación a cambio de lealtades políticas, a pesar de que en la mayoría de los casos a los campesinos no se les cumplió la demanda de sus tierras. Sin embargo lo que estaba ahí como un elemento de dominación era la promesa, algo que maneja constantemente el presidente de Morena con sus grupos .

Hay que recordar que con AMLO, precisa la doctora, el avance de su ascenso político inició en la época en que fue jefe de gobierno del entonces Distrito Federal, ya que al estar al frente de la capital, pudo dirigir los bienes públicos para construir estos lazos de lealtad, de reciprocidad con ciertos sectores de la población, especialmente con los más vulnerables y así sustentar toda su base de apoyo en estos grupos, porque no debemos olvidar el tema de los adultos mayores que fue la misma política que puede parecer muy sana, muy viable, pero a final no funciona, porque no termina con la base del clientelismo, que es la desigualdad en este país.

“Hay que decirlo como es: ninguna de las políticas clientelares, ni las de Cárdenas ni las de AMLO y la de ninguno de los presidentes que han recurrido a ello, han terminado con el problema de la desigualdad de este país, está firmemente comprobado que el clientelismo no erradica la desigualdad, al contrario la profundiza”.

 

María Xelhuantzi, doctora en ciencia política por la UNAM.

Una revisión critica

Hacer una revisión crítica de los personajes históricos y en general de la historia de este país, es lo que se debe hacer para tener el poder de realizar una comparación, afirma Xelhuantzi, pues asegura es de gran urgencia ya que no se está proporcionando en el sistema educativo y ni siquiera en el debate político.

“Ese el problema de este país, que no nos enseñan hacer críticos, a tener un pensamiento independiente, tanto en el campo de las ciencias sociales, como en las ciencias exactas; desde niños no se nos educa a pensar por nuestra cuenta, a asumir verdades o a dar con las realidades de los hechos que han marcado nuestra propia identidad”.

Un pensamiento critico también es lo que nos hace falta en este momento en la política mexicana, asegura Xelhuantzi, realmente se debe hacer frente a la verdadera historia, por ejemplo, debemos ser conscientes de los defectos que tuvieron los gobernantes de ese entonces, y no seguir pensando que fueron buenos, porque de haberlo sido, “estaríamos mejor”.

México se ha caracterizado por una desigualdad estructural y por la acumulación de la riqueza en unas pocas manos, y esto ha sido histórico. En los últimos 30  años —dice la académica— a pesar de que se ha generado más riquezas, a final de cuentas el sistema moral está intacto, esto precisamente es lo que impide tener una visión critica de las cosas.

“A López Obrador se le acusa de voltear al pasado porque aparentemente tiene cierta nostalgia por la revolución, pero no es cierto, en primer lugar no creo que haya esta nostalgia, y lo segundo y más grave, es que él mismo no tiene un análisis critico de la revolución, porque la revolución tuvo haber tenido muchas lecturas, pero también tuvo enorme defectos que generaron grandes conflictos, y eso AMLO no lo reconoce”.

 

Cuidadosos al regresar al pasado

Hay que tener mucho cuidado para recurrir a la historia en el presente, asegura la socióloga, porque ciertamente este país nunca ha estado bien, ni en sus mejores momentos. Lo más conveniente es hacer un balance sereno, crítico de nuestro pasado, reconociendo para los gobernantes, en su momento, las condiciones, la coyuntura, el contexto que los llevó a tomar ciertas decisiones, pero también a quienes favorecieron esas decisiones y tratar de ir hacia delante.

Realmente el cambio estaría en que se planteara un desmantelamiento de esas viejas estructuras de control político, de concentración de poder político y riqueza, como es el presidencialismo. Nadie hace este tipo de balance, asegura la especialista, porque todos aquellos personajes contemporáneos de la política que tratan de cobijarse con estos héroes o próceres notables del pasado, al final de cuentas están faltando al análisis crítico.

“Se debe de hacer un balance sereno sobre lo que está mal en este país, qué nos ha llevado a esta desigualdad, a la corrupción, a la violencia a la que hoy nos enfrentamos, a la concentración del poder para poderlo corregir. No veo que López Obrador lo esté haciendo y en su momento Lázaro Cárdenas tampoco lo hizo”, concluye la entrevista con María Xelhuantzi.

Antonio Cárdenas.

Hay que gobernar sin propuestas del pasado: Antonio Cárdenas Rodríguez

Uno de los puntos neurálgicos del polémico artículo “Mexicos´s presidential front-misunderstands his role model runner” sacado a la luz por The Economist es subrayar las contundentes diferencias entre Lázaro Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador. La discrepancia entre ambos personajes desmiente uno de los ejes del discurso del segundo, pero, de manera más profunda, dejó ver una exhaustiva carencia de análisis crítico en la política mexicana y un pesado anacronismo histórico  que  afecta la panorámica nacional.

Antonio Cárdenas, politólogo y experto en el ámbito de la izquierda mexicana, detalla algunos de estos temas para Siempre!

En principio, asegura Cárdenas Rodríguez, el artículo deja de lado muchos aspectos de la forma de hacer política tanto de Cárdenas como de López Obrador, así como las más importantes y sustanciales diferencias entre ambos.

 No obstante, añadió que este texto es de gran valor, ya que nos ha puesto a discutir la pertinencia de sus comparaciones y ver de qué manera piensa AMLO, hasta ahora, único candidato seguro para la contienda presidencial de 2018.

Asegura el politógo que nadie puede compararse completamente con ninguna figura del pasado, porque tanto Juárez como Cárdenas fueron grandes porque supieron dónde estaban parados, cuáles eran sus circunstancias, retos y oportunidades.  En cambio, ahora vivimos en un país muy diferente al de la reforma de Juárez o al post-revolucionario de Cárdenas.

Es importante tener bien presente que las personas atienden a las circunstancias de los tiempos en los que viven, explica Cárdenas Rodríguez, quien asegura que la construcción de una mejor cultura democrática parte de comprender que todos tenemos derecho a opinar y a influir, que los que piensan diferente a nosotros tienen válidas razones para hacerlo.

“No abona en nada satanizar a los demás o descalificar el disenso y mucho menos atribuirse el papel del heredero legítimo de las grandes figuras mexicanas, ese es el legado de todos, nadie tiene el monopolio de la historia”.

Es necesario, subraya, siempre tener presente el pasado que tenemos y por lo que hemos pasado para llegar a donde estamos. No es prudente tratar de gobernar como se hacía antes, aprovechándose del orgullo que nos hacen sentir grandes figuras del pasado.

“La política es un ambiente de circunstancias y contextos, pretender gobernar como una simple extensión de las propuestas del pasado no solo no es deseable, sino que es riesgoso. No quiero decir que descalifiquemos su labor u olvidemos su mérito, pero hay que recordar que los grandes problemas de hoy requieren personas que, sí tengan presente el pasado, pero que también miren hacia el futuro”  finaliza el especialista.