Madrid.- Cuando a los dictadorzuelos, tipo Nicolás Maduro Moros, heredero ab ovo —parafraseando al siempre recordado poeta Horacio—, del fundador de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, se le escapan hasta los presos políticos que tienen como cárcel su propio domicilio: como es el caso de Antonio José Ledezma Díaz (San Juan de los Morros, estado Guárico, mayo 1955), ex alcalde de Caracas, Venezuela, ex diputado, ex senador y superviviente de la clase que dominó la política del país suramericano antes del chavismo, las cosas no andan nada bien, aunque el represor mandatario haya tomado a chunga la huída del duro crítico no solo del gobierno bolivariano sino también de la oposición.
Como si se tratara de una película de James Bond, el agente 007, Ledezma protagonizó su escape primero a Colombia y después a Madrid, donde pudo reunirse con su segunda esposa e hijos y con el presidente del gobierno del reino de España, Mariano Rajoy Brey, que le refrendó el apoyo de su país. Ahora empezaría una larga gira por Portugal, Reino Unido, Francia, Alemania, Bélgica, Estados Unidos de América, México. “Soy más útil para la lucha en el exterior que preso en mi propia casa”, dijo a la prensa española cuando llegó a Madrid. Maduro, por su parte, en plan bobalicón, dijo a los venezolanos: “no nos lo regresen”, “que se de en España la gran vida”.
Ledezma es, junto a Leopoldo López, uno de los mas famosos presos políticos que el régimen mantuvo en la cárcel, pero que después de una lucha frontal entre gobierno y sociedad civil tuvo que cambiarlo(s) de penal porque “no hay una reforma legal de captura internacional ni una solicitud formal de detención”. Después de las elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente, en el mes de julio pasado, la “justicia venezolana”, por órdenes de Maduro, volvió a detener a ambos líderes durante tres días recluyéndolos en la cárcel de Ramo Verde, acusándolos de violar las condiciones contempladas para permanecer en sus respectivos domicilios, alegando que pensaban huir.
Ledezma inició su carrera política en el partido Acción Democrática (AD). Por diferencias con otro de sus dirigentes, Henry Ramos Allup, en el año 2000 lo abandonó y fundó otra organización partidista Alianza Bravo Pueblo. Como opositor de Chávez se comprometió en multitudinarias manifestaciones que culminaron en el fugaz golpe de Estado que depuso al “bolivariano” en abril de 2002. Chávez nunca se lo perdonó y estableció un cargo alterno al de alcalde mayor de Caracas que le mermaba gran parte de sus competencias, razón por la cual se puso en huelga de hambre en la calle durante seis días. En fin, junto con Leopoldo López y la ex diputada María Corina Machado, convocó a protestas que llamaron La Salida con un saldo de 43 muertos en 2014, lo que les representaría caer en la cárcel ese mismo año.

Antonio José Ledezma Díaz.
Por la presión nacional y del extranjero, Ledezma pasó a estar en arresto domiciliario desde 2015. Al principio, la vigilancia era escrupulosa. Mañana y tarde llegaban a su puerta los encargados. Se le fotografiaba y se le exigía poner sus huellas en un carnet: todos los días. La costumbre mató al gato. Los guardias volvieron laxo su trabajo. Ahorita deben estar pagando su error. El jueves 16 de noviembre por la mañana fue el último día de registrar sus huellas y tomarle la fotografía acostumbrada. La suerte estaba echada. Ledezma hizo sus cálculos: era el momento de “tomar las de Villadiego”. Primero a Colombia, tras pasar 29 estaciones de revisión de la Guardia Nacional y policías de gobierno. Ya en territorio amigo explicó: “Mi voz se une a la coral de voces venezolanas que piden auxilio a los colombianos”. Cuando llegó a Madrid, el sábado 17, en vuelo comercial de Avianca se enteró de que “se había fugado de Venezuela”, a lo que comentó: “Los presos políticos no se fugan, se liberan a si mismos”. Lo demás ya es historia. Casi coincidimos en el aeropuerto de Barajas. Cosas de la suerte.
Frente a la prensa española, Ledezma pidió “unidad a la oposición venezolana” que considera responsable de proporcionar oxígeno al gobierno de Maduro con sus diferencias. Tal y como lo ha hecho en otras ocasiones el ex alcalde caraqueño criticó claramente la decisión de algunos gobernadores opositores de reconocer la Asamblea Constituyente convocada por Nicolás Maduro, a la que considera ilegítima. Asimismo, se mostró contrario al diálogo entre Gobierno y oposición que está previsto para principio del mes de diciembre: “es una trampa”, anunció.
Una reportera española le preguntó:
—¿Contó entonces con complicidades internas?, Ledezma contestó:
—“Para que la gente lo sepa, no todos los militares avalan la barbaridad que se vive en Venezuela. No obstante no lo llamaría complicidad sino que hubo gente que nos guiñó un ojo, que prefirió dejarnos pasar porque entiende que estamos luchando por una causa justa. Ellos son conscientes de que lo que ocurre en Venezuela es una locura que empaña el nombre de la Institución Armada”.
—Y, ¿Ha solicitado el asilo o la nacionalidad al Gobierno español?
—“El presidente (Rajoy) del Gobierno me ha ofrecido la posibilidad de solicitar asilo, pero yo no quiero el asilo y mucho menos la nacionalidad. Lo que quiero tener es mi presencia aquí en España regularizada para que Madrid se convierta en un epicentro de la lucha que vamos a dar por todo el mundo. Ya comenzamos a organizar agendas para realizar visitas Italia, Alemania, Francia, Portugal y luego a Suramérica, Estados Unidos de América o México”.
Por su parte, en la reunión que mantuvieron el mismo sábado 18 de noviembre, Mariano Rajoy le trasmitió al exiliado venezolano su compromiso de trabajar por una solución plenamente democrática para Venezuela, que “necesariamente” ha de pasar por la liberación de los presos políticos y la convocatoria de elecciones. A su vez, Ledezma acotó: “Venezuela no es que esté al borde del abismo, es que ya está en el abismo”.
En esta sentido, Javier Cremades, abogado y miembro del equipo de defensa de Leopoldo López, en su artículo periodístico “Una voz idónea para despertar conciencias” en el que analiza la presencia de Ledezma en Madrid, dice: “Con la oposición dividida y el invento de la Asamblea Constituyente en marcha, la salida del abismo en el que viven 30 millones de venezolanos no se vislumbra. En este enfrentamiento civil, unos días el parte de guerra es favorable, y otros no. La noticia de la liberación de Ledezma —que nunca fue condenado—, …no necesariamente tiene por qué ser un revés para el Gobierno de Caracas”.
Continúa: “Ledezma puede ser una voz idónea para volver a despertar muchas conciencias que han vuelto a relajarse —si no dormirse—, ante la dramática batalla por la libertad que se libra en Venezuela. Pero deberá ser prudente con no dar carnaza a lo que podría ser una jugada castrista-estalinista: dar altavoz a las críticas de un lado de la oposición al otro, para debilitarla”.
Parece que los últimos días no han sido nada favorables para el régimen de Nicolás Maduro, sobre todo por los pasos dados por Antonio Ledezma y por Luisa Ortega Díaz, la ex fiscal general de Venezuela que en el mes de agosto pasado huyó de la persecución en su contra de parte de las autoridades “oficiales” venezolanas, después de ser destituida por la nueva Asamblea Constituyente que actúa bajo consigna de Maduro. Así las cosas, el jueves 16 de noviembre, Ortega Díaz presentó ante la Corte Penal Internacional (CPI), con sede en La Haya (Países Bajos), una denuncia contra Nicolás Maduro Moros y varios miembros de su gobierno por ser responsables de más de 8,000 asesinatos.
Por su carácter de Fiscal General de Venezuela, Ortega Díaz recibió información fidedigna sobre la actuación del gobierno. En su presentación pidió una orden de capturar internacional contra el presidente Maduro y otros representantes del Ejecutivo venezolano: el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López; el de Interior y Justicia, Néstor Riverol; el director del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), Gustavo González López; y el jefe de Gobierno del Distrito Capital, Antonio Benavides Torres.
La acusación principal de la ex fiscal Ortega Díaz se basa en más “de mil elementos probatorios”, se centra en las cifras de la represión entre 2015 y junio de 2017, cuando Venezuela vivía una oleada de protestas masivas contra el gobierno bolivariano de origen chavista. Alguna precaución debe tener en mente Nicolás Maduro. Al tiempo. VALE.