El líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador, declaró la semana pasada que la “mafia del poder” se está preparando para “echarle montón”, es decir: que Por México al Frente y el PRI se unirán en su contra para vencerlo en 2018. En esta ocasión, el tabasqueño podría no estar equivocado del todo.

Las encuestas más recientes han revelado que el Frente no suma los suficientes votos para adelantar a Morena, como ya había señalado en este espacio, los números que tenia cuando anunciaron su integración hace algunos meses no son los mismos de hoy, durante el camino se fracturó y perdió varios puntos.

Estas rupturas son básicamente la razón por la cual el Frente perdió terreno, en esta coalición entraron dos partidos políticos rotos y uno muy débil, por ello rumbo al 2018, tienen pocas posibilidades de ganar el primer lugar, podrían incluso quedarse en un tercer o cuarto sitio de las preferencias de votos. Y la elección que se vislumbraba de tres sería solo de dos: entre Morena y el PRI.

En el caso del PAN, para evitar que siga cayendo en las encuestas, su exlíder y ahora precandidato Ricardo Anaya debió poner en marcha a tiempo su propia operación cicatriz, para prevenir un aumento de las fracturas o el anuncio de nuevas renuncias de panistas de renombre, que resultarían fatales para sus aspiraciones, ya que muchos de estos panistas podrían ahora estar considerando apoyar al candidato ciudadano del PRI, José Antonio Meade. Algunos de estos podrían ser los calderonistas, a quienes les tocó trabajar a su lado.

También están algunos gobernadores panistas, que podrían ser convencidos por Margarita Zavala, en caso de que ella no pueda recabar las firmas, pero no esté conforme con la imposición de Anaya en su expartido, hecho que básicamente la obligó a renunciar a su militancia de casi dos décadas. O el propio Rafael Moreno Valle, que lleva varios días analizando sus posibilidades.

En el caso del PRD, desde hace varios años es el partido político más dividido de todos, le ha hecho tanto daño que elección tras elección solo colecciona derrotas; la última y seguramente la más dolorosa fue perder la supremacía de la Ciudad de México.

Ahora con la otra imposición, es decir, la designación de Alejandra Barrales como candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad de México, la ruptura podría ser aún mayor y con un costo político irreparable.

Finalmente, en el caso de Movimiento Ciudadano serán muy pocos los votos que este partido aporte, siempre ha fungido como parte de la chiquillada. Solo en Jalisco tiene buenas posibilidades con Enrique Alfaro, sin embargo, este ya se desligó del PAN y del PRD para su candidatura para el gobierno de la entidad.

¿Por qué advierto que López Obrador podría tener razón? Porque todos estos votos que han perdido estos partidos irán a parar al PRI, quien al elegir un candidato ciudadano recuperará la preferencia de algunos sectores que han apreciado su trabajo y facilidad para trabajar sin importar los colores partidistas.