Si algo debemos reconocerle a Hernán Becerra Pino, periodista, narrador poeta y promotor de Chiapas, es su incansable trajín para promover a nuestro estado y a su gente más destacada desde diferentes espacios y trincheras, tanto en el plano estatal como el federal.
Cuenta nuestro amigo Hernán que su pasión por la escritura comenzó a los 13 años, cuando consiguió publicar una crónica de viaje en El Sol del Soconusco, que en aquellos años dirigía su padrino, Alfonso Grajales. Han pasado 47 años desde ese primer texto publicado y pareciera que Becerra Pino tiene hoy el mismo vigor y energía para seguir contando historias, especialmente desde la región del Soconusco que él mismo considera el verdadero “Macondo”.
En 1999 cuando yo estaba por ingresar a la Universidad, estalló la huelga de la UNAM. En ese momento yo tenía la intención de estudiar ciencia política y lo hice en el ITAM con la intención de empezar ahí y después regresar a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. La huelga se alargó y decidí mantener mi estudio en el ITAM por lo distinto que eran los planes de estudios entre las universidades. Mi tío Edgar Robledo Santiago, en voz de mi tía Cristina, me mandó llamar un día porque “no estaba de acuerdo con la decisión que había tomado” (siendo esa la manera de decir que estaba muy encabronado conmigo). Al irlo a ver a su casa en Coyoacán llegamos a un acuerdo entre los dos que pareció satisfacer su inquietud por mi decisión de entrar al ITAM ya que decía que esa escuela era para panistas. El acuerdo fue que en la mañana yo estudiaría ciencia política en la Universidad pero en la tarde aprendería de política con él. En una de esas tardes que pasé con él, mi tío Edgar me dijo: “tienes que conocer a Hernán Becerra y leer su libro de entrevistas de 1994 porque es un gran entrevistador con tenacidad para conseguir la entrevista y no acomodarse en momentos de crisis en el silencio y la indiferencia.”
Desde ese entonces con Hernán no sólo he entablado una relación de amistad y cercanía, sino también hemos mantenido una conversación permanente como su lector y estudioso. Nunca nos redescubrimos, sino que retomamos la conversación en el punto en donde la dejamos y así nos hemos acompañado desde entonces.
A lo largo de estos 47 años de trayectoria periodística y cultural, Hernán ha acumulado múltiples reconocimientos, como el Premio Nacional de Periodismo José Pagés Llergo 1997 y 2005, por su libros La palabra y la tinta y México entrevistado; el Premio Sol de Oro 2004 al Mérito Profesional; la distinción Cabeza Olmeca 2007, que entrega el Gobierno de Tabasco y la Sociedad General de Escritores Mexicanos; y más recientemente el Premio Regional de Poesía Ydalio Huerta Escalante, por su publicación Donde el caracol muere. En sus talleres de redacción, Hernán Becerra suele decir: la poesía es vida, y siempre les dice que “para ser escritor hay que viajar, leer, escribir y principalmente amar”, y creo que esa enseñanza sobre el amor se refleja no sólo en la escritura sino en todo lo que Hernán se propone y realiza.
Además de cosechar reconocimientos y miles de historias, Hernán arriba a sus primeros 60 años de vida rodeado de los amigos, entre los que me encuentro, para homenajearlo por su incansable labor como creador y promotor literario. Un hombre como Hernán Becerra Pino nos sirve como un guía de la política, de la vida y de la verdad. Y por eso, siempre voy a estar agradecido.
@ZoeRobledo

