Elena Vega De la Mora
El hecho de que la economía del país más fuerte del planeta, la de E.U., haya sido la más afectada por la caída del mercado inmobiliario, ha puesto a temblar a las economías del mundo entero especialmente a las de los países desarrollados. Esta crisis, superada tan sólo por la del Crack de 1929, no ha tocado fondo en modo alguno. Las repercusiones que podría tener sobre la vida de la gente en Estados Unidos y en todo el planeta se pronostican como “muy graves”: altos índices de desempleo, encarecimiento de los bienes y servicios de consumo básico, ampliación de la pobreza, e incluso, una guerra mundial.
Insólito plan de rescate económico: la Mano invisible se torna visible
No obstante, el gobierno norteamericano ha lanzado un insólito proyecto de rescate económico a las entidades financieras –entiéndase los bancos- ahogadas por la carga de cantidades millonarias en préstamos hipotecarios incobrables. Tan sólo el banco Lehman Brothers, el otrora cuarto banco de inversión más grande de Estados Unidos, se declaró en bancarrota ante la imposibilidad de pagar 600 mil millones de dólares a sus acreedores: familias, inversionistas, empresas de todo tipo y entidades gubernamentales.
A partir de 2008, la gravedad de la quiebra en cadena de los principales bancos norteamericanos ha puesto en incesante riesgo el valor de las cuentas de ahorro de las familias y empresas, por no mencionar el de los fondos de pensiones. De ahí, que el gobierno de Estados Unidos haya comprado la deuda de los bancos por 700 mil millones de dólares, equivalentes al Producto Interno Bruto (PIB) de toda América Latina. Para muchos, el 2008 es el año de la nacionalización de la banca en Estados Unidos.
La deuda pública norteamericana ha tenido un alza exponencial que ha alcanzado los 15O mil 480 millones de dólares al en 2011. El problema radica en que el próximo 2 de agosto vence el plazo de pagos de muchísimos préstamos y créditos bancarios que el gobierno norteamericano se comprometió a pagar y el monto de la deuda autorizada por el Congreso, 140 mil 300 millones de dólares, no alcanza para pagarlos. El próximo techo en debate debería acercarse a los 160 mil 500 millones de dólares, según estimaciones del gobierno de Barack Obama.
La crisis política de la crisis económica:
La confrontación política por el techo de la deuda pública entre los partidos Republicano y Demócrata en la Cámara de Representantes no sólo es una cuestión de ideologías sino también de intereses electorales. Barack Obama está buscando la reelección y la oposición se aferra a allanarle el camino. Según el propio Obama, están bloqueadas en el Congreso varias iniciativas de ley que servirían para crear empleos y acelerar el crecimiento económico.
El problema de fondo radica en la negociación del monto del déficit presupuestario, que debe ser de mil 600 billones de dólares para este año. Demócratas y republicanos se enfrentan en la forma de reducir este déficit , ya sea alzando los impuestos o recortando el presupuesto. Esto último ya sucedió en el estado de Minnesota en fechas recientes, donde servicios públicos como bibliotecas, museos y parques han sido borrados del programa presupuestal del gobierno estatal.
No obstante, si la Cámara de Representes no logra acordar un techo de deuda pública aproximado al que solicita el presidente Obama (alrededor el 15% del PIB anual norteamericano) el gobierno no podrá continuar endeudándose y tendrá que reducir el gasto público gubernamental, con lo cual se sacrificará el pago de salarios de funcionarios federales (maestros, policías, burócratas, etc.), se reducirán algunos servicios gubernamentales y caerán en descrédito algunos compromisos de campaña de Barack Obama: pago de las jubilaciones, apoyo sanitario, obras de infraestructura importantes y pagos de deuda.
Hace unos días el presidente Obama mandó un mensaje televisivo a la opinión pública y a la ciudadanía norteamericana, a la que “votó, quizá, por un gobierno dividido, pero no por un gobierno disfuncional.” El mandatario exhortó a la ciudadanía a presionar a sus representantes para alcanzar un acuerdo racional sobre la amplitud del techo de su deuda pública.
Sin embargo… la crisis no termina aquí
El Banco Mundial viene anunciado que aproximadamente 100 millones de personas en países en desarrollo seguirán en la pobreza debido al bajón económico que afecta al mundo. El organismo sostiene que la ralentización económica revertirá muchos de los avances logrados en la reducción de la pobreza en todo el mundo, especialmente en los países del Tercer Mundo.
El Banco Central de la Unión Europea no ha logrado rescatar del hundimiento económico a los países menos productivos: Grecia, Irlanda, Portugal, Italia y España. En este último país el índice de desempleo de 14,4%, es el más alto de Europa: los 3,3 millones de desempleados, jóvenes y adultos mayores, han mostrado signos de grave descontento social que ya comienza a mover conciencias.
El gobierno de China informa que más de 20 millones de migrantes internos han perdido sus trabajos durante la actual crisis financiera mundial. Una encuesta realizada a principios de 2009, sugiere que alrededor del 15% de la fuerza laboral migrante han perdido sus trabajos durante la actual crisis financiera mundial.
En México, el número de pobres pasó de 44.7 millones a 50.6 millones entre 2008 y 2010. Asimismo, todas las familias mexicanas padecieron un desplome en sus ingresos, en promedio de 12.3% en los mismos dos años, según cifras del INEGI.
Salir del hoyo
La Oficina del Tesoro de Estados Unidos habla ya de un monto de deuda pública por más de 200 mil millones de dólares para 2020. A China y a Japón, poderosos acreedores de la deuda pública norteamericana, se les tendrá que pagar un total de 140 mil 200 millones de dólares, casi la mitad. Para el presidente Obama es urgente la aparición de una nueva revolución tecnológica que pueda solventar el déficit presupuestal de su gigantesca deuda pública. La apuesta por la tecnología ecológica quizá pueda soportar y sacar a la economía mundial del hoyo en que se hunde.