El que se mete en política, es como el gato que se mete en la chimenea…
o sale quemado o sale tiznado. Filósofo de Güémez
Se acaban las precampañas el 11 de febrero y quizás es tiempo para que los candidatos —o precandidatos, según la ley electoral— definan los temas torales de sus campañas. Sobre todo, quizá sea tiempo para que busquen cuáles serán los argumentos con los cuales buscarán ganar el favor de los votantes.
Aunque hay quienes, como Andrés Manuel López Obrador, como decía aquel viejo comercial de Pronósticos Deportivos, “ya se vieron”, o al menos buscan reforzar la percepción de que su triunfo ahora sí es inevitable, de que, como ha dicho una y otra vez, la historia está con él, el hecho es que en las siguientes 22 semanas que faltan para la elección, tendrá que cuidarse —y cuidarse mucho—, pues en el afán de convertir Morena en un gigantesco paraguas bajo el cual puedan refugiarse todos, sin importar su pasado, corre el riesgo de que a algún “redimido” lo alcance su pasado y arrastre su campaña en su caída.
Como sea, López Obrador ya tiene una narrativa bien definida, lo cual no ocurre con Ricardo Anaya ni con José Antonio Meade.
Ninguno de los dos ha conseguido afinar un mensaje con el cual atraiga a los votantes que acudirán a las urnas el 1 de julio.
Anaya, porque ha estado muy ocupado en la negociación de candidaturas, las cuales hay que asignar de tal forma que no haya tantos descontentos como para perder sus votos. No es suficiente que diga coincidir con los diagnósticos de López Obrador, pero no con las recetas, porque lo único que hace es que muchos simpatizantes panistas, de por sí descontentos con la alianza con el PRD y Movimiento Ciudadano, se alejen de las urnas, en el mejor de los casos.
Meade tampoco parece haber encontrado no solo los argumentos, que los tiene, sino el tono en que intentará transmitirlos a los potenciales votantes, un tono que, digan lo que le digan, tiene que apelar a las emociones, no necesariamente a la razón.
Como sea, reitero lo escrito en estas generosas páginas de Siempre!: la campaña y las elecciones nos pondrán a prueba a todos. Sabremos si una generación de voto libre ha servido para que seamos demócratas.



