Hay escritores inclasificables porque no pertenecen a una promoción literaria, filiación política; porque los géneros que han desarrollado no forman parte del común denominador conocido y reconocible por sus contemporáneos; desde sus colegas hasta sus lectores que no selectos y, casi siempre, forman parte de los profesionales de la escritura, en algunas de sus vertientes. Habría que añadir su alejamiento de la vida social de grupos, tertulias, revistas. Son escritores cuya trayectoria y obra, en suma, ya se ha vuelto un modelo a seguir de incipientes escritores, preocupados en la imagen con mayor obstinación que en la escritura misma (algunos snobs). Y sus lectores permanentes son tan selectos que en su “inclasificación” dentro de la historia literaria —que los confina o apenas los menciona por una obra— terminan siendo escritores de culto.
Escritor para escritores
Pedro F. Miret (Barcelona, 22 de abril de 1932; Cuernavaca, 22 de diciembre de 1988) es un escritor, incluido entre los raros; la denominación —como dice el académico y narrador— Javier Perucho no es nueva, incluso ya parece trillada; el biógrafo admite una poética y una estética de lo raro, el caso más comparable es Francisco Tario (1911-1977), de quien Alejandro Toledo se encargó de reordenar su obra y revelar pormenores de su existencia; en la lista de raros, también encontramos a Julio Torri, Efrén Hernández, y entre los poetas Miguel Guardia, José Vicente Anaya y Jaime Reyes, cuya obra se ha difundido con suficiencia.
En El bautizo de la noche. Pedro F. Miret, Javier Perucho da cuenta de la trayectoria intelectual, artística y los personajes que acompañaron a Miret, perteneciente a una extensa lista de escritores, humanistas, artistas y científicos españoles que llegaron a México, exiliados a causa del franquismo.
Pedro Fernández Miret fue un escritor para escritores y la biografía de Javier Perucho es un libro para escritores, sobre todo, investigadores; aceptó el desafío que el poeta, traductor y dibujante Gerardo Deniz (Juan Almela: 1934-2014), señaló el confinamiento de la obra miretiana, con la seguridad de que hubiese lectores ocultos —entre los cuales, se deduce— irrumpiría el difusor pleno del autor de La zapatería del terror; entre sus promotores iniciales se cuentan el propio Deniz, José de la Colina, Luis Buñuel, Salvador Elizondo, además de Héctor Perea, José María Espinasa, Luis Ignacio Helguera, Christopher Domínguez Michael, quien delinea a Miret como un escritor que “no cabe en ningún capítulo, que a nadie pertenece y, sin embargo, a veces fabula la historia, se burla de ella […] por excéntrico puede hacer pareja con quien sea […]. No está olvidado Miret, sería injusto decirlo, y quizá corresponda a su estricta naturaleza literaria permanecer en ese estado de latencia” (2007).
Javier Perucho, investigador de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, recorre el compacto y la compleja obra de Miret de la cual también nos deja un inventario pormenorizado que se proyecta en el análisis textual, temático, aun, en detalles anecdóticos de obras. Ahora los estudiosos podrán situar al escritor, de origen catalán, desde distintos enfoques y miradas: su vínculo con los colegas escritores, cineastas, guionistas, escenógrafos, dibujantes y arquitectos. Reconocemos la densa urdimbre que se entrelaza en el ejercicio del periodismo —entre la reseña y la crítica—; de la viñeta a la evocación de minucias magnificadas. Nos sumerge al Miret cinematográfico; el exilio propicio y producto en un fértil campo en el que actividades y disciplinas relacionadas con el cine se enriquecieron.

Obra desprovista de aparatos críticos inflados o sintaxis críptica.
Cine y teatro
Nombres, señas y reseñas en fragmentación —del punto de partida a la glosa— aparecen, sitúan a los españoles que emprendieron labores alrededor del cine; entre ellos Ramón Xirau, Manuel Durán, Tomás Segovia, Jomi García Ascot, Arturo Souto, César Rodríguez Chicharro, Federico Patán, Emilio García Riera, Carlos Blanco Aguinaga, Francisca Perujo, Nuria Parés, el propio José de la Colína, quien fue, además, uno de los críticos de la Generación de Medio Siglo con la cual Miret se emparenta cronológicamente.
El bautizo de la noche… nos revela el trabajo y afanes de Miret en el cine; observa la injusticia de José de la Colina, al omitir la filmografía de Miret en “Los trasterrados en el cine mexicano” (1994). Fundó la empresa Cine Independiente de México junto con Arturo Ripstein, Felipe Cazals, Rafael Castanedo y Tomás Pérez Turrent.
De manera incidental, Miret participó como actor en algunas películas. Entre sus guiones se cuentan “El narrador” (Prostíbulos de Ripstein); Arde baby, arde o Lucky Johnny born in America (José Bolaños); Cananea (Marcela Fernández Violante); Blody Marlene y El brazo de oro (Alberto Mariscal); Nuevo mundo (Gabriel Retes); Monumentum , que iba a dirigir Jaime Casillas, y que no se filmó.
Miret también incursionó en el teatro, quien a decir de José de la Colina: “…tenía su propia y singularísima escala para todo, su mirada de extraterrestre en perpetua y absorta visita en esta Tierra”; el mismo creador —quien obtuvo el Ariel por el diseño de la escenografía de El hombre de la Media Luna (1976), segunda versión de Pedro Páramo en el cine— mencionó los títulos: “Noche de Bruselas” (1965) y “Eclipse de explosión”.
Teoría de los escritores raros
Javier Perucho se aproxima también a una “teoría de los escritores raros”, denominación que, por lo demás, puede definir a autores insólitos o utilizarse con fines mercantilistas o para describir una imagen extraña del artista, que en realidad es una suma de obviedades matizadas.
Pedro Fernández Miret es un genuino escritor raro con la santidad y los lastres que ello implica. Un esbozo impecable de los raros lo esboza Sergio Pitol: “La vulgaridad, la torpeza, los caprichos de la moda, las exigencias del Poder y las masas no los tocan, o al menos no demasiado, de cualquier manera no les importa […] sus miembros han desarrollado cualidades notables, conocen amplísimas zonas del saber y la organizan de manera extremadamente original”.
Javier Perucho nos deja en El bautizo de la noche… una biografía intelectual inquietante, rigurosa y a pesar de provenir de la academia, está desprovista de aparatos críticos inflados o sintaxis críptica. Día a día se muestra que, contrariamente a lo que por muchas generaciones se negó en las aulas universitarias, entre nosotros, que una biografía es una fuente y herramienta de estudio para ahondar y reconocer con profundidad la obra de los personajes biografiados.
Javier Perucho, El bautizo de la noche. Pedro F. Miret, México, Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Azcapotzalco, 2017.


