Locura es hacer la misma cosa una y otra vez, esperando obtener diferentes resultados.
Albert Einstein
La corrupción no deja de seguir produciendo hechos y actos descalificables de parte de funcionarios de gobierno, ciudadanos, empresarios, de todos los sectores, órdenes o niveles de gobierno. Hay quien se atreve a expresar que esto es un fenómeno cultural y otros con una crudeza tal dicen que es genético. Por supuesto que ninguna de las dos aseveraciones tienen sustento para tomarlas por validas o ciertas.
Sin embargo suceden tantos casos de corrupción en nuestro país y muy pocos o prácticamente ninguno que haya sido sancionados, con ello la impunidad cada vez obtiene más victorias, generando por todos lados un desánimo y enojo generalizado. Muy pocos creen que la corrupción pueda frenarse y no encuentran mecanismos respecto de la posible solución a este flagelo o quizás al menos que fuésemos testigos de una convencida, eficaz y eficiente lucha anticorrupción.
Las instituciones encargadas de combatir la corrupción no existen, aun cuando muchas de ellas están en la norma o son incipientes, en el peor de los casos las que están vinculadas o debiesen funcionar como garantes del Estado de derecho se encuentran acéfalas, no cuentan con normatividad especifica o no tienen los recursos económicos y materiales más básicos para poder funcionar con decoro.
Lo más grave de todo es que la molestia crece, pero no se hace nada, algunos esperan que en el próximo proceso electoral se cobren cuentas al respecto y se cesen a los malos gobernantes y se contrate a unos nuevos que sí hagan la tarea. Lo que no será nada fácil ya que entre las diversas propuestas u ofertas electorales, desafortunadamente, nadie se salva de acusaciones o de tener entre sus filas personajes corruptos o casos que le han dado la vuelta al país y han sido motivo de grandes escándalos.
Ahora debemos de sumar la caída estrepitosa en el ranking de medición del índice de percepción de la corrupción seis lugares abajo. En la evaluación de cero a cien México obtiene 29, tomando en consideración que los países más cercanos a cien son los más transparentes y los que mejor combaten la corrupción. Por el contrario, los más cercanos a cero son los más corruptos.
Según el ejercicio 2017 del Índice de Percepción de la Corrupción que Transparencia Internacional realiza año con año, la calificación de nuestro país es similar a la otorgada a naciones como Rusia; República Dominicana, Kazajistán u Honduras. Sobra decir que las condiciones geográficas y de desarrollo de estos países distan mucho del que tiene el nuestro.
Con esto México se sitúa como el país peor evaluado en materia de corrupción del G20 y de los países miembros de la OCDE. No se trata solo de números, evaluaciones o percepciones. Se trata de la peor crisis de corrupción que hayamos vivido en México y para combatirla se está haciendo muy poco.
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