La agenda pública nacional ha sido asfixiada en las últimas semanas por la corrupción, por un lado, el inexplicable talento inmobiliario de Anaya, que no ha logrado explicar cómo es posible que tiene mayor talento empresarial que Slim y una suerte envidiable, con rendimientos absurdamente superiores al mercado, como lo es que un negocio de 10 millones se convierta en uno de 50, por mencionar algunos. Este no es un hecho aislado, ya se habían dado muchos otros casos no solo de lavado de dinero y enriquecimiento inexplicable, también malversación de fondos y otras acusaciones. El hecho es que durante ya casi dos semanas la campaña del PAN se ha reducido a la sospecha.
Por el otro lado, Meade no sale limpio. Además de las acusaciones sobre corrupción y complicidades tanto en Sedesol como en la Secretaría de Hacienda, los ataques hacia Anaya dejan una clara huella del uso faccioso, o cuando menos oportunista, de las instituciones públicas.
Esta pelea encarnizada entre los, hasta hace poco, socios, casi hermanos, se explica porque su cálculo es que quien tenga el segundo lugar estará en posibilidad y potencia de convocar a los factores efectivos del poder en una posterior cruzada contra López Obrador, avituallado por grandes intereses, pero que son el motor de la corrupción. Al final del día esta elección y el futuro de México se centra en quién tiene la posibilidad de combatir la corrupción de manera efectiva, y no servirle; no hay evidencia alguna ni en la campaña de Meade ni en la del ciudadano Anaya de una intención honesta de hacerlo.
Atrás quedaron la solidez ideológica del PAN, su proverbial unidad y su historia de lucha. Se diluyó en una alianza amorfa donde se cambió una idea de país por un “na na na na”. Por el lado del PRI, más lejana se ve la fortaleza presidencial que es hoy un recuerdo distante y una añoranza, pareciera que los priistas añoran aquellos días que les provocaba orgullo vestir sus colores.
El presidente es un lastre, el candidato invita a la somnolencia y su comité de campaña oscila entre quienes jamás habían participado en una elección y los sospechosos comunes.
Los hechos son contundentes, por primera vez en la historia tenemos un candidato sujeto de interés de la PGR, pero también el uso de esta institución como instrumento de propaganda electoral. Así se anuncia, en los próximos días seguirá la encarnizada lucha por el segundo lugar.
@Luis_Humberto
Senador de la República