Un conjunto de cartas a personajes tanto adorables como icónicos, insignificantes o incluso íntimos, así como algunas más a grupos como El Congreso de la Unión y los “Amigos” del Facebook, incluso a la marihuana, son reunidas por Xavier Velasco (1964) en su nuevo volumen Entrega insensata. Cartas a la deriva, una obra envuelta en una prosa consumada, junto a una capacidad del retrato exacto y la sátira sin cortapisas, hacen de este epistolario una prueba de que, en las manos adecuadas, la misiva puede ser un arma tan filosa y letal como el abrecartas.
“Componer una carta es consumar un acto de intimidad. Cuando uno escribe puede hablar demasiado, pues una sola línea descuidada puede contar cualquier cosa, como el amor, la aventura, el rencor, o hasta alguna amargura; palabras desnudas que sienten alivio al liberarse”, dice en entrevista para el diario Milenio, el escritor mexicano, considerado uno de los exponentes más interesantes de la narrativa nacional.
Añade que las cartas que no siempre logran quedar en buenos términos con los destinatarios, pero a cambio el escritor está en paz consigo mismo: “en una carta tienes que apostar, decir cosas que, quizá, no deberías”.
En las cartas, escritas en forma de monólogo, aparecen destinatarios como José José, Linda Ronstadt, Xavier López “Chabelo”, La Tigresa, hasta figuras más entrañables como su mamá Alicia, su abuela Celia y Don Vittorio, su perro. Todos ellos, asegura el escritor, en la narración abandonan a la colección de temas que lo han obsesionado en toda su carrera: la educación sentimental de los instintos más bajos, la hipocresía, la escritura como razón de vida o como trampa, el amor incondicional de la familia bípeda o cuadrúpeda.
“En el momento que hago la carta para mi madre lo hago porque no puedo pensar en otra cosa, tengo la cabeza llena de eso, y estoy pensando en que debo entregar el domingo mi columna, y que mi madre no habría aprobado que, por el pretexto de que ella no ésta, no hubiera hecho ese texto”, platica el también Premio Alfaguara, quien comenta que esta obra editada por Océano, es dedicada al director general de Grupo Milenio, Carlos Marín, por un pacto secreto que quizás sea descubierto en alguna carta.

Recordó que la primera carta de las veinticinco que integran esta recopilación, fue al cantante José José, ya que la escribió cuando su mujer se arreglaba para casarse con el autor: “tenía los audífonos, escuchando a José José; me iba a casar, creí que era el momento para escribirle una carta”.
El impulso que el gozó al imaginar al lector como aquella persona abre la carta para ver qué está dentro, y que determino en esta obra, es el mismo que desea, dice Velasco, para el lector, que se convierta en un especie de intruso, para desembocar en ellos sensaciones con solo pensar que van a leer algo que no les pertenece.
“Estas veinticinco cartas a la deriva que son como venas abiertas, atentas a la cruel complicidad de los lectores, en las que recorre todo el espectro de lo mordaz a lo entrañable, pasando por la palabra de amor adolescente, el ajuste de cuentas y la declaración de genes y principios”, apunto.
La carrera de Xavier Velasco ha sido más una cuestión de aceptación que de vocación. Creía que se iba a morir de hambre si se dedicaba a escribir y en algún momento fue “como si lo intentara todo para que la literatura fuera solo un pasatiempo”.


