Hace unos días, Andrés Manuel López Obrador aseguró que el pleito entre el candidato presidencial panista Ricardo Anaya y el gobierno federal le preocupa, porque cuando ellos (la mafia del poder) se pelean, cosas graves pasan, recalcó el tabasqueño con una sonrisa que poco se esforzaba por esconder.

La realidad es que el candidato de Morena está feliz, sabe que los ataques a Anaya van debilitando al candidato del Frente poco a poco, por dos razones: la primera y la más obvia es porque la imagen del niño maravilla resulta afectada, y es que, aunque no estén bien fundamentadas las denuncias, los señalamientos de corrupción son siempre negativos.

La sociedad ya está cansada de políticos corruptos y de escándalos de enriquecimiento ilícito, ya perdió la cuenta de los exgobernadores priistas con procesos judiciales abiertos, por la falta de transparencia en el ejercicio de los recursos públicos.

Por ahí se lee en las redes sociales que Anaya dice que meterá a Peña Nieto en la cárcel, pero la duda es cómo piensa hacerlo desde la prisión, en clara referencia a la carga que trae a cuestas.

La segunda es que, por el momento, Anaya está ocupando todas sus energías en defenderse del partido en el poder, tal parece que los panistas no pueden creer lo que está ocurriendo, el uso del aparato y las fuerzas institucionales para atacar su campaña.

Bueno, eso es lo que dice Anaya, pues ya incluso le pidió al presidente Peña Nieto que saque las manos del proceso electoral.

Mientras López Obrador está en su faceta de espectador, ni se preocupa, al contrario, le sirven perfecto las declaraciones del panista, es más, hasta parece su mejor vocero y golpeador en contra de la mafia del poder.

Pero tan duro está el pleito entre los panistas y los priistas, que finalmente el candidato de estos últimos se subió al ring. Así es, en una entrevista banquetera, José Antonio Meade les dio duro a sus dos adversarios, pero fue mucho más rudo, fuerte y claro con Anaya

Que no se rajen, dice #YoMero.

Y eso que según estábamos en las intercampañas y que supuestamente este periodo sería relajado, para fortalecer los equipos y tratar de acomodar las propuestas, pero como podemos observar, los golpes van a estar duros, y cuidado y alguien se raje, como diría Meade.

Pero parece que para pleitos y confrontaciones el niño maravilla tiene todo el tiempo del mundo, de acuerdo con el senador con licencia Roberto Gil Zuarth, ahora Anaya usa a los perredistas para armarle un escándalo a Ernesto Cordero por pensar distinto a él.

“Y se queja del uso faccioso de las instituciones en su contra. Para entender a Anaya, hay que ver qué critica para entender que de esa misma pata cojea”, señala Jorge Guajardo sobre el tema vía twitter.

Y aunque por el momento, López Obrador está muy relajado, disfrutando del espectáculo en primera fila y haciéndose la víctima cada que puede, ya que aprovecha cualquier oportunidad para sacar a relucir el tema del desafuero, resultaría necesario que sus asesores le recuerden que lo bueno está por venir, ya que, aunque el famoso misil no llegó en la fecha anunciada por algunos, eso no significa que no llegará.