En menos de una semana, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, saltó a la palestra de la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) más como un agente que negocia sus productos que como un político que busca el beneficio de su nación. Alguna vez le escuché decir al empresario mexicano Carlos Slim que “una cosa es ser borracho, y otra, ser cantinero”. Finalmente es una frase que se aplica exactamente a lo que está sucediendo con la intención del magnate inmobiliario de aplicar aranceles a productos como el aluminio (10 por ciento) y el acero (25 por ciento). En opinión de expertos internacionalistas, esa medida afectará directamente el tratado trilateral, el cual genera más de un millón de dólares por minuto. Por otra parte, también señalan que el juego trumpista consiste en usar a México y Canadá como rehenes para imponer esas tarifas a otras regiones como la Unión Europea y otras potencias comerciales como China. Prueba de esa jugarreta es que pocas horas después de amenazar con implantar las medidas, decidió que las absolvería si lograba un “tratado más justo”. Para esto, le pidió a México un mayor compromiso en el combate al narcotráfico, y a Canadá, que dé un mejor trato a los agricultores estadounidenses.
Poco después de que Trump anunciara el gravamen a las importaciones de estos productos, el principal asesor del mandatario, Gary Cohn, renunció a su cargo; la noticia hizo que Wall Street abriera sus operaciones a la baja. Expertos como Ilan Goldbergo, consultor en negocios industriales, afirman que el comercio entre México y Estados Unidos es el más lógico para ambos países, por eso debe ser analizado desde un punto de vista especial por ambos países, sin someterlo a un punto de inflexión.
Sin embargo, el también ingeniero industrial por el Tecnológico de Monterrey señaló que México es en parte culpable de la situación porque ha relajado su posición frente a la potencia mundial al concentrar todos sus intereses en el mercado norteamericano y evitar nuevos mercados que pueden ser no solo complementarios, sino estratégicos en abierto señalamiento a China y a su fulminante desarrollo, que lo ha convertido en el rival más importante de Washington. Esta es la entrevista que concedió a Siempre! vía correo electrónico.
Trump; una “desamistad” aprovechable
¿Cuál es tu opinión respecto al TLCAN y la posición que Trump ha mostrado respecto a México?
En mi opinión, Trump es lo mejor que le podría pasar a México, cabe aclarar que esto no es una situación a corto plazo para que México se vea beneficiado de la “desamistad” de Estados Unidos, liderada por Trump. Vamos a pasar por un periodo difícil, que yo calculo que será de 2 a 4 años.
México y Estados Unidos han sido amigos y aliados comerciales desde que existe el comercio internacional, por la posición geográfica que tienen y la larga historia entrelazada que existe. Ambas naciones son interdependientes una con la otra, pero obviamente el vecino del norte está en ventaja por el tamaño y el poder que tiene, tanto político como económico y militar.
México se colocó en una situación de comodidad entregándole un tremendo control económico a los estadounidenses. En la actualidad, 90 por ciento de las exportaciones de México se van para Estados Unidos y 70 por ciento de las importaciones provienen de esta misma nación, esta situación es extremadamente peligrosa para cualquier entidad, ya sea un país o una pequeña compañía. No podemos como objeto económico depender de un solo proveedor y de un solo cliente y menos si estos dos son el mismo, como decía mi abuelo, no pongas todos los huevos en la misma canasta.
Tenemos que empezar a diversificar y tener tanto clientes como proveedores alrededor del mundo entero, es por eso que creo que la posición de Trump de renegociar el TLCAN y quitarles más ventaja a sus vecinos a la larga va a traer beneficios para México; esto si el gobierno y las empresas voltean a ver otras opciones y empiezan a desarrollar relaciones comerciales con otros países cuanto antes.
Diversificación a fondo
Recientemente, Trump dijo que podría aplicar aranceles al aluminio (10 por ciento) y al acero (25 por ciento), ¿qué repercusiones puede tener esto para México y la relación bilateral?
Si Trump aplica aranceles en metales o en cualquier industria, esto le daría un fuerte golpe a la economía mexicana, porque hoy somos muy dependientes de ellos; por eso es de suma importancia fortalecer las relaciones con otros países. La situación que tenemos ahora es terrible, y lo hemos visto a lo largo de la historia, todas las devaluaciones del peso y las crisis como la de 2008, todas son ejemplos de esto. Se dice que cuando a Washington le da un resfriado, a México le da una neumonía. Si Trump nos va a despertar de esta situación y tenemos que sufrir al corto plazo, pero también creo que en un mediano podemos aprovechar esta oportunidad y salir adelante.
Si EU no quiere, China sí
Muchos expertos afirman que el TLCAN es lo más conveniente para México por la cercanía con EU (por tanto, que debe aceptar todas las exigencias de Trump), también afirman que un TLC con China no sería beneficioso por las distancias, ¿cuál es tu opinión al respecto?
Estoy de acuerdo en que la cercanía le da mucho valor al TLCAN, es justo por esa razón por la que llegamos a la situación en la que estamos, pero no podemos seguir así. Yo no creo que debemos de aceptar un tratado en el que México salga menos beneficiado que Estados Unidos, el comercio con ellos no va a parar, y no estoy sugiriendo que así sea, simplemente digo que lo tenemos que reducir a un máximo de 40 por ciento. Un TLC con China y con otros países industriales sería muy beneficioso para México, para salir de la situación en la que nos metimos. Y si bien la distancia es un factor que afecta en tiempos y costos, no creo que sea suficiente para no considerar la posibilidad.
Hay que considerar que China es el país con la población más grande y la segunda economía del mundo, que se ha desarrollado con una rapidez nunca antes vista, sobre todo durante los últimos 30 años. Beijing está pasando por el mismo proceso de transformación que Japón pasó hace 50 años; antes todos los productos japoneses eran baratos y de mala calidad, hoy Japón desarrolla la última tecnología y son lideres en muchas industrias. China va por los mismos pasos, pero con un tamaño mil veces mas grande. Casi ya no hay productos en el mercado que no tenga por lo menos alguna parte hecha en ese país. Compañías chinas como Tencent o Alibaba controlan gran parte del internet.
Huawei es de los más fuertes en celulares y otros productos de tecnología, y esos son solo algunos ejemplos de gran escala, pero tanto compañías chinas como extranjeras diseñan y producen en China. Todo esto probablemente despierte dudas como si abrir las puertas a China va a afectar la industria mexicana y, en mi opinión, es que no. Si se abre un tratado bilateral con China, ambos países serán beneficiados. La sociedad china está pasando por un proceso de internacionalización en el cual la oportunidad de entrar con productos extranjeros está en su mejor momento, siempre y cuando se haga con mucho cuidado; pues el mercado chino es único y muy diferente a cualquier otro. Por ejemplo, el aguacate mexicano está en pleno boom, hace unos 4 o 5 años nadie sabía lo que es, ni como se come. Hoy en día, después de una gran labor tanto de entidades gubernamentales como privadas en todos lados lo ves en tiendas, en restaurantes, hasta en línea, pero ellos lo consumen un poco diferente a como lo hacemos en México. Nunca vas a ver a un chino poniéndole una rodaja de aguacate a una tortilla con un poco de sal, ellos lo toman en licuados, lo cocinan en cubitos en su wok, lo adoptaron como un alimento muy saludable pero en su forma de comer.
México: ampliar horizontes
Por eso se necesita adaptarse y conocer el mercado chino antes de fallar en el intento.
¿Qué recomendarías al equipo de negociación mexicano que haga respecto a las presiones de Donald Trump?
Mi recomendación es evaluar muy bien las propuestas de Trump, asegurarse de que no nos estén tomando el pelo, porque tenemos otras opciones y tenemos que expandir nuestro alcance y diversificarlo, para estar en un escenario mas sano y fortificar nuestra economía.