“Para mí los monstruos no son los que aparecen en mis películas; los monstruos en la vida real visten de traje, son los que manejan el sistema de este país”, aseguró el cineasta Guillermo del Toro, a través de una magna conferencia en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, evento donde se confirmó que la exposición Guillermo del Toro, en casa con monstruos llegará a México para el 2019.

El recién ganador del Oscar a Mejor Película y Mejor Director por La forma del agua, agregó que esta exposición presenta una pequeña fracción de las cosas que lo han emocionado, inspirado y consolado a medida que pasa la vida: “es una muestra devocional del enorme amor que se requiere para crear, mantener y amar a los monstruos en nuestras vidas”.

La retrospectiva integrada por cerca de 500 obras y exhibida actualmente en la Galería de Arte de Ontario, aseveró el director de películas como El espinazo del diablo, no tiene como objetivo hablar de sus películas, sino mostrar las influencias narrativas que han creado una forma muy particular de narrar, para que la gente joven legetimice esas líneas narrativas, de esa formar entiendan que en los museos, “el arte está vivo”.

Según el patronato del FICG, la muestra será primero exhibida en el Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara, y después en la Ciudad de México aunque, probablemente al igual de Tim Burton, podría ser el Museo Franz Mayer quien reciba la muestra.

Además aun no se sabe si abarcará los mismos núcleos que ahora se exhiben en el recinto canadiense, que van desde la influencias de Del Toro en su niñez, pasar por sus monstruos de todo tipo, hasta llegar a la muerte y la vida futura, inquietantes confrontaciones que experimento el productor y novelista al crecer en su natal Guadalajara.

Durante su discurso de la primera de cuatro Master Class, nombrada  “De Geometría a La forma del Agua”, Del Toro expresó que sus deseos en este recorrido por su labor, no sólo es crear, sino promover el cine, ya que asegura “todos venimos de una generación que quizá sea fácil olvidar que nació entre dos generaciones, en un momento profundamente adverso al cine mexicano. No nada más difícil, antagónico al más alto nivel. Había un propósito de que el cine mexicano no existiera. Al nacer ahí, las dos opciones eran: rendirse o lanzarse”, apuntó.

“A mí me dio la mano en un momento Pedro Almodóvar y yo quiero hacerlo con nuevas generaciones que traen proyectos increíbles”, dijo Del Toro, quien se dedicará sus próximos dos años a dar forma a dos largometrajes mexicanos: el de Karla Castañeda en stop motion y el de Issa López.

En tanto, su segunda Master Class fue una especie de cita con San Memo, ya que las constantes preguntas eran más bien propuestas de su publico la mayoría juvenil, para que leyera guiones, proyectos de videojuegos, novelas y mucho más.

El cineasta recordó que por 10 años fue, dentro del mundo del cine, el chofer, el vendedor de boletos, el maquillista y hasta el director, a la misma vez de un proyecto, pero que de todo y “más del fracaso es de lo que se aprende”.