En la economía global, el acero es estratégico para el desarrollo económico. En algunos países, el sector siderúrgico es uno de los más competitivos y de mayor importancia. Asimismo, el acero es el insumo básico de diversas industrias, entre ellas la automotriz, la aeronáutica, la de construcción y de bienes de capitales; y es uno de los principales consumidores de la minería y de la producción y de la distribución de energía eléctrica y gas natural.

El consumo per cápita de acero tiene una estrecha correlación con el desarrollo económico. No es una casualidad, entonces, que destaquen países como Japón, Alemania, Estados Unidos, Italia, Suecia, Noruega, entre otros. Por tal razón, los países compiten por el mercado internacional para colocar su producción; entre ellos, China, que ha sobresalido por incrementos importantes en su producción lo que ha sobresalido por incrementos en su producción lo que ha provocado una sobreoferta, resultante de políticas de subsidios a productores que generan una competencia desleal.

Ante ello, la semana pasada el gobierno de Estados Unidos informó evaluar el imponer aranceles a las importaciones de acero y sus derivados en 25 por ciento y para el aluminio en 10 por ciento, algo que, como analistas, calificamos de proteccionista e incluso de señales de una guerra comercial, afectando con ello a sus principales socios exportadores.

En el año 2000, Estados Unidos produjo 112 millones de toneladas métricas de acero (mt), una cifra que cayó hasta los 86.5 mt en 2016. Los principales países que exportan acero a Estados Unidos son: Canadá, que ocupa el primer puesto con 5.67 mt, Brasil y Corea del Sur, con 4.7 y 3.4 mt respectivamente; y México, en el cuarto lugar con 3.15, mt. Lejos de esta lista, China (productor de alrededor de la mitad del acero mundial y que en 2016 alcanzó 808.3 mt., según cifras de la Asociación Mundial de Acero) se ubica como el decimoprimer país exportador con menos de 2 por ciento del total.

De acuerdo con el gobierno de Estados Unidos, la razón que orilla dicha evaluación se debe al comercio injusto y que, en el caso particular del acero, deriva en un problema de seguridad nacional ya que es crucial para la industria de la defensa.

Uno de los sectores económicos más importantes de México es sin duda la industria siderúrgica. En la actualidad, los procesos en la siderurgia nacional son altamente tecnificados, muchos de ellos originados en México y reutilizados en otros países para la obtención de productos de última generación. No obstante, este sector ha enfrentado múltiples amenazas como la subvaluación, el dumping y la subfacturación; además de la sobreoferta de acero en el mercado mundial, derivada de la desaceleración económica en China y por ende de una sobrecapacidad de producción de empresas paraestatales apoyadas por el gobierno de China, Rusia o Turquía, lo cual ha afectado los precios internacionales, y de igual manera ha impedido la posibilidad de una competencia equitativa. Estos factores han mermado la rentabilidad, operatividad y competitividad de este sector estratégico.

Asimismo, la medida de Estados Unidos en torno al arancel a la importación de acero y aluminio genera incertidumbre en la industria, desde el sector automovilístico hasta la construcción, la cual puede sufrir pérdida de empleos y el incremento de costos para las manufacturas dependientes del acero.

Mientras que en el pasado la industria se centraba en producir cada vez más acero, en el futuro se enfocará en producir mejores tipos de acero de mayor calidad. Todo ello, podrá alentar la producción de este sector a fin de impulsar la competitividad, productividad e integración nacional.

En muchos sectores industriales, el acero es el primer eslabón en las cadenas productivas, por lo que resulta crucial anticipar riesgos en el sector siderúrgico, fomentar una visión a mediano y largo plazo, ser proactivos a las señales que el entorno económico manda.

Aun sin definirse la aplicación del arancel, ya sea que se aplique sin excepciones; o bien, que México y Canadá estén exentos toda vez que el Tratado de Libre Comercio con América del Norte se renegocie exitosamente; el mensaje es claro, la decisión unilateral de un país pone en predicamento el comercio regional.

En este contexto adverso es imperante reaccionar e implementar una política industrial integral, así como un Mercado Administrado® que permita no solo desencadenar el potencial productivo nacional, sino también erradicar distorsiones generadas por oligopolios, prácticas desleales internas y externas así como apertura comercial discriminada.