Ricardo Muñoz Munguía

La vida, ese instante en el que cabe el universo de un escritor, es lo que despliega el reciente libro de cuentos y homenaje al escritor Gerardo de la Torre (Oaxaca, Oaxaca, 15 de marzo de 1938), quien apuntó sobre su antología: “La característica más importante del libro es que los cuentos que lo integran los elegí yo porque me gustaron, no sé si son buenos, malos o regulares, sino que son obras que me dicen todo el tiempo algo”. Y ese algo es una sólida referencia a los problemas sociales, como la corrupción y la injusticia, en México; también lo dejan ver con la rebeldía que caracterizan sus letras y participación política de De la Torre; así como el el dolor, el miedo, la pasión…

La celebración por los ochenta años de Gerardo de la Torre en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes tuvo un acompañamiento pletórico, entre amigos, familiares, admiradores y afines a su postura política, y, por supuesto, del periodista cultural Humberto Musacchio, quien enmarcó la amistad que guarda con el autor de El otro diluvio —libro de cuentos que cumple cincuenta años este 2018—, amistad de cinco décadas, cuando se conocen entre actividades estudiantiles y laborales en la refinería de Azcapotzalco; también estuvo el cineasta Felipe Cazals, quien destacó el valor de De la Torre por su mirada particular sobre el cine y aprovechó para describir las principales razones de su encuentro con el escritor de Oaxaca: porque “el cine es el resultado del aporte de muchos elementos y porque todavía era tiempo en que podíamos tomar muchos tragos durante muchas horas y, además, Gerardo entendía, como entendemos los cineastas, que no hay películas buenas o malas, sino cintas que se continúan o se olvidan”; por su parte, la narradora Silvia Molina lo ubicó dentro de sus pasiones, no sólo en su labor y su vida, sino también con sus alumnos, y de su obra destacó el lenguaje y técnicas narrativas que lo hacen un hombre de mirada honda para reflejar a México.

El pasado martes trece, el narrador y guionista celebrado, también dio a conocer su antología La vida rápida (Lectorum), la que cuenta con cincuenta textos entre relatos, cuentos inéditos y minificción que recoge desde empezó a publicar. “Creo que es un libro muy disfrutable y que permite reconocer los altibajos de mi carrera como cuentista”, la que refiere en gran medida la diversa realidad de México y de su vida que es reflejo de su andar con este volumen.

Gerado de la Torre, hombre a quien las Letras mexicanas le deben mucho, se refirió a su vida, a sus ochenta años, que “es una friega”, refirió lo difícil y doloroso que a veces ha sido la vida. Sin embargo, dueño de una vida que lo hace feliz, a la que agradece por su familia, sus amigos, colegas…, y cerró con la lectura de su cuento “El hijo loco” para, después, ser ovacionado con brío por su visión social sobre nuestro país, por su incursión como guionista, por su amistad, por la grandiosa vida, por la grandeza de su obra narrativa, por continuar sobre la página e ir publicando su quehacer.