La paz solo puede durar cuando se respetan los derechos humanos, cuando las personas
tienen que comer y cuando los individuos y las naciones son libres.
Dalai Lama
No hay rincón de este planeta donde no se haya detectado un desvío de recursos públicos o enriquecimientos inexplicables de funcionarios de gobierno, sus familiares, colaboradores o amigos más cercanos. Por ello la mayoría de los ciudadanos piensa que la política es corrupta y corruptora, que nadie hace una autentica labor de servicio público, que los funcionarios laboran en la cosa pública solo para beneficiarse y enriquecerse.
Se cree que la corrupción nunca acabará. Que entre corruptos, unos a otros se taparán y protegerán para que nadie sufra las consecuencias de la justicia o la cárcel. Y sobre todo, que en caso de que caigan en manos de las autoridades sancionadoras, bastará con que se les ofrezca dinero y entonces podrán comprar la exoneración de sus culpas y penas.
La impunidad es y ha sido tan fuerte en nuestros países que el desánimo que genera esa realidad aparentemente infranqueable hace que la corrupción siga creciendo y los ciudadanos ya no exijan castigos. Parece que se han acostumbrado a vivir en este estercolero de corruptos y ya los casos, por más graves que sean, no los inmutan ni los compelen a actuar.
Es un sentimiento negativo, pero alguna vez escuché una frase que decía: “cuando más oscuro está es porque ya esta a punto de amanecer”, y en esta podredumbre publica tan grande, es hora de que no nos acostumbremos a la corrupción, de que sigamos alzando la voz y exigiendo que las autoridades cumplan las funciones para las cuales fueron elegidos o designados.
Que tengamos la certeza de que el amanecer está por llegar, pero que este no se dará solo, que es necesario actuar sin demora y sin cansancio. Que es necesario hacer uso de todas las herramientas a la mano, de las leyes aunque sean imperfectas, de las autoridades sanas u honestas, que quizá sean pocas pero estoy seguro de que existen.
Que unamos fuerzas las asociaciones y las personas que no nos damos por vencidos en esta lucha, las que queremos un México y un mundo limpios de corrupción.
Ahora contamos con nuevos elementos que alientan esta lucha. La OEA a través de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos emitió la recomendación 1/18: “considerando que la corrupción es un complejo fenómeno que afecta a los derechos humanos en su integralidad —civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales—, así como al derecho al desarrollo; que debilita la gobernabilidad y las instituciones democráticas, fomenta la impunidad, socava el Estado de derecho y exacerba la desigualdad”.
Con estas consideraciones, la CIDH expone los lineamientos para ver la corrupción con perspectiva de violación a derechos humanos; este enfoque ayudará a entender más este fenómeno y a combatirlo de manera mas eficaz y real.
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