Rafael G. Vargas Pasaye

Obligada lectura es Las vocales malditas, en algún momento de la preparatoria o de la universidad debimos encontrarnos con ella y disfrutar sus momentos. Tanto la obra como su autor, Óscar de la Borbolla, han sido objeto de estudios, incluidas por supuesto tesis doctorales.

Ahora, De la Borbolla entrega un volumen donde se compilaron artículos que de forma semanal publicaba a un medio electrónico con una temática muy clara que se inclinaba a la filosofía. Así es, un filósofo en pleno siglo XXI deambulando entre páginas digitales, siendo sus textos compartido bajo la facilidad del link.

Ya desde el prefacio nos advierte: “Contra el signo más sobresaliente de nuestro tiempo, la prisa, ofrezco la duda como preventivo y contención. Dudar permite frenar la precipitación del juicio y las acciones que son mera reacción”. “Este libro es el residuo de la etapa más conflictiva de mi vida”.

Tiene razón el autor pues “El arte de dudar es una guía para que la vida sea algo más que un acto biológico”. A veces la inmediatez de los tiempos modernos nos obliga a actuar antes de pensar o al menos de analizar si lo que hacemos está bien hecho, no ya desde el punto de vista moral o legal, sino simplemente práctico o del sentido común.

“Me interesa la duda, porque para sentirla ni siquiera hace falta tener delante un abanico de opciones, un repertorio amplio que nos confunda, porque no hablo tan sólo de la duda entre una cosa u otra, sino de la duda que saca de sí misma las opciones, la duda que desdobla lo único que hay entre un ‘lo tomo’ o ‘no lo tomo’, la duda que mete holgura al mundo, que me ofrece ante la inercia del ciego continuar la posibilidad de detenerme”, confiesa.

Esa duda es necesaria, pero sobre todo debe retomarse como un elemento de representación de cada acto de vida común. La riqueza de las letras de Óscar de la Borbolla también combina con su entretenida manera de hilar. En “La inalcanzable comunicación” signa “Quizá no haya nada más difícil de comunicar que lo más fácil”, “me parece obvio que por el bien de todos deberíamos dudar de aquello que consideramos obvio”.

O en “La estupidez de los diccionarios” afirma: “Los diccionarios son estúpidos porque para entrar en ellos ya tiene uno que estar dentro”. Otro en “La escritura contra el tiempo” donde comenta: “La escritura es el menor esfuerzo humano en el imposible rumbo a la inmortalidad”. Y el pilón en “Canto a la risa”: “Porque la risa es la comunicación más amable y la menos equívoca. Y no porque quienes rían se entiendan, sino por algo más fundamental: entienden”.

Textos breves que resultan en una bocanada de oxígeno puro filosófico en medio del ruido de las noticias (ciertas o no), de los resultados deportivos que decepcionan o alegran por un instante, de crisis existencial y económica pasando por la afectiva, como sea un libro en estos momentos que resulta necesario para hacer una pausa y dudar, incluso, de nosotros mismos.

Óscar de la Borbolla, El arte de dudar. Penguin Random House Grupo Editorial, México, 2017; 229 pp.