La vida es fascinante, solo hay que
verla a través de las gafas correctas.
Un grupo de organizaciones no gubernamentales, encabezadas por México Evalúa, una de las más ácidas críticas del actual quehacer de los gobiernos federal, estatales y municipales, ha presentado un libro con un rico contenido de ensayos y propuestas, las cuales, pese a su profundidad, en estricto rigor vienen a ser algo así como el descubrimiento del agua tibia.
Basta tener edad para haber conocido el régimen de partido hegemónico de casi todo el siglo pasado, para saber que no es nada nuevo que ahora los modernistas descubran que en esos tiempos se mantenía un adecuado control sobre estados y municipios.
Sabemos que, desde la transición democrática propiciada por la reforma electoral de 1996, las fuerzas políticas, sociales y económicas de la república emprendieron una sistemática demolición de aquello que tanto Jorge Carpizo como el expresidente Miguel de la Madrid llamaron las facultades metaconstitucionales de la Presidencia de la República.
Con el pretexto de la democratización, se han acotado las facultades metaconstitucionales presidenciales, pero también se acotaron algunas de las constitucionales. El resultado ha sido el que la lógica más elemental solo puede considerar obvio.
Se idearon diversas autonomías, ajenas a la rendición de cuentas, y, sobre todo, no se supo cómo lidiar con el federalismo descoyuntado que generaron los idealistas que creyeron que la esencia de la democracia es la que describen los libros de la política.
Olvidaron que, en la democracia, como en ningún otro sistema, se manifiesta la condición humana, pues da oportunidad de explotar para beneficio electoral los resentimientos y rencores de la sociedad y no pocas veces auspicia las ambiciones más desbocadas.
Ahora, los mismos que descoyuntaron el presidencialismo, asustados como el aprendiz de brujo, por los resultados del debilitamiento del poder presidencial, nos ofrecen las recetas que imaginan que restablecerán el equilibrio indispensable en el federalismo mexicano.
Veremos si el próximo presidente de la república está dispuesto a recuperar para sí el antiguo poder presidencial y el equilibrio del federalismo mexicano. Y, si quiere hacerlo, vaya a resultar que los que se quejan de las actuales dificultades para gobernar se encuentren con que nos alcanzó el pasado.
jfonseca@cafepolitico.com



