El primer debate de candidatos a la Presidencia de la República concluyó aunque el posdebate continúa, para los seguidores de cada uno de los contendientes ganó su candidato porque su visión subjetiva les hace respaldarlos incondicionalmente; una cosa es verdadera y nos referimos al formato que rompió con la rigidez de otros ejercicios similares que solían ser aburridos. Al final no modificará sustancialmente los resultados de las encuestas, es un asunto en el que se calibran más las emociones que las propuestas.
Jaime Rodríguez se escuchó bárbaro con su propuesta que parece provenir de las ancestrales civilizaciones al proponer mochar las manos de los ladrones, evidentemente el candidato regiomontano es un perfecto ignorante del derecho, más que apoyarse en un fundamento legal actual parece ocuparse en tratar de implementar un esquema de justicia retributiva en pleno auge de los derechos humanos.
Si México aplicara sanciones como las que promueve el independiente quedaría ante los ojos del mundo como una nación salvaje y troglodita. Su lamentable propuesta queda en el anecdotario, ahora que aclare cómo le hizo para falsificar firmas para poder estar en la boleta.
José Antonio Meade no conecta, está desprovisto de carisma, no emociona, aburre, se ha estancado en las encuestas y participó en un gobierno salpicado de escándalos de corrupción. Ha recibido adhesiones como la del gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, quien ha metido en líos a su hermano Antonio García Conejo, aspirante al Senado vía el Frente por México, el PAN ha solicitado su relevo.
Ricardo Anaya lució cómodo en el debate porque tiene un mejor manejo de la retórica aunque no lo deja de perseguir el fantasma de la corrupción y su caso no explicado suficientemente en el que le imputan presuntas conductas ilícitas.
Andrés Manuel López Obrador fue esquivo, no respondió a las interrogantes específicas que le hicieron sus contrincantes y moderadores, se dedicó a administrar su ventaja cómoda que expresan las encuestas. Fueron más emotivos los ejercicios de análisis posdebate.
Margarita Zavala no obtuvo buenos dividendos del debate, no irrumpió con novedades en materia de propuestas, casi pasó inadvertida.
Meade y Anaya buscan afianzarse en el segundo lugar para que al final la elección sea de dos que hayan tomado distancia de los otros contendientes, aunque aún falta un trecho importante a esta contienda, seguramente habrá más tránsfugas, cambios de piel.
Para los seguidores de los candidatos ganó su “gallo” así sin mayor rigor, es un asunto subjetivo al extremo porque no reparan en los yerros o deficiencias sino que dan por hecho y por dogma que su aspirante arrolló.
Faltan dos debates aún, todo puede ser posible en este escenario de una lógica ilógica que deriva de una borrascosa búsqueda del poder. En gran medida las campañas resultan cansadas y aburridas, los spots son de una cantidad indiscriminada sin mayor sustancia, el derroche resulta ofensivo mientras las propuestas resultan escasas.