Mario Arturo Mendoza Flores/Ex dirigente de Convergencia en Oaxaca
Nora Rodríguez Aceves
Convergencia, el partido político que fundó Dante Delgado y que maneja como franquicia y patrimonio personal, se transforma hoy en Movimiento Ciudadano y se pone al servicio de las ambiciones presidenciales de Andrés Manuel López Obrador.
Es claro que Delgado está haciendo un cálculo político y personal, pues considera que la persona que le garantiza mayor permanencia y control del partido es López Obrador, y asume que si el candidato de las izquierdas es Marcelo Ebrard quizá pudiese perder el control y por eso en forma anticipada se lo está entregando a López Obrador.
Es así como no sólo se pondrán a la disposición de López Obrador las estructuras de Movimiento Ciudadano, sino también las prerrogativas y los tiempos de Estado para su candidatura presidencial en 2012.
Nos oponemos a una entrega adelantada
“Lo que no le queda del todo claro al senador Delgado es que las izquierdas aún no deciden y que el propio Andrés Manuel ha manifestado su compromiso de que el mejor posicionado será el que abandere a la izquierda. Si se respeta este acuerdo, puede haber sorpresas que incluso puedan perjudicar aún más la presencia de nuestro partido”, afirma Mario Arturo Mendoza Flores, ex dirigente de Convergencia en Oaxaca.
“Nuestra posición es muy clara, no estamos ni a favor ni en contra de Andrés Manuel o de Marcelo Ebrard, incluso, si apareciera un tercero no estaríamos en contra de ello, de lo que sí estamos en contra es de que no se respete el acuerdo de las izquierdas, que señala que será en el mes de octubre a través de una encuesta cuando se defina quién será su abanderado. Lo que estamos peleando hoy es que no se entregue en forma adelantada a ningún candidato o ex candidato el registro de Convergencia”.
Antecedentes
En el marco de la lucha por la Presidencia de la República, el pasado 24 de junio, en el marco de la celebración de la trigésimo cuarta sesión ordinaria del Consejo Nacional de Convergencia, los consejeros recibieron formalmente el texto del anteproyecto de reformas a los documentos básicos del partido, encaminadas a una transformación profunda y a convertirlo en Movimiento Ciudadano, con sentido de responsabilidad, previa sanción de sus órganos colegiados y de sus militantes.
“Nuestra organización conservará sus principios ideológicos socialdemócratas”, precisó el presidente del consejo, Dante Delgado Rannauro.
Este cambio que se propone “lo hacemos ante la negación de la partidocracia para abrir espacios a las candidaturas de la sociedad; estamos trabajando para consolidar un gran movimiento ciudadano a favor del pueblo, en defensa de los que no tienen voz y a quienes se les pretende engañar desde el poder”.
Además, de acuerdo a Los nuevos documentos básicos. Un proceso legal y democrático, “la transformación de nuestro partido sólo responde a un acto de autodeterminación. No respondemos a intereses ajenos a nuestro instituto político. El cambio es nuestro y con nosotros. Debemos pasar del interés del partido político a la causa ciudadana para transformarnos en un Movimiento Ciudadano”.
Quienes han alzado la voz al interior del partido para manifestar su inconformidad y rechazo a la imposición de Delgado de cambiarle el nombre a Convergencia, así como para acusar a su dirigente nacional, Luis Walton Aburto y a las dirigencias estatales de ser cómplice en esta traición a la militancia y de propiciar con sus acciones el divisionismo de la militancia y el debilitamiento de las estructuras, está el grupo del ex presidente de partido, Luis Maldonado, del ex secretario general, Pedro Jiménez, además del subsecretario de Políticas Públicas del Gobierno del Distrito Federal, Alberto Esteva, que encabeza el frente Defendamos Convergencia y al cual también pertenece Mario Mendoza Flores, que afirma a Siempre!, “no es el tiempo adecuado para que se pretenda cambiar la identidad e imagen del partido y particularmente el nombre”.
Cabe mencionar que el registro del partido Convergencia “data de 1999, teniendo como principal dirigente a Dante Delgado Rannauro, y “al igual que los otros partidos minoritarios, Convergencia ha mantenido una estrategia pragmática que le ha llevado incluso a colaborar en alianzas estatales con el PAN, si bien para los procesos federales se ha colocado más en un contexto de vinculación con el PRD, lo cual también le ha permitido remontar las exigencias de la conservación de su registro. Hasta ahora nunca ha presentado candidato propio a la Presidencia de la República, ya que en los años 2000 y 2006 ha apoyado al PRD”, apunta Víctor Alarcón Olguín, en su ensayo “Democracia interna y selección de candidatos presidenciales en México. De la simulación a la competencia”, publicado en el libro Selección de candidatos, política partidista y rendimiento democrático, editado por el Tribunal Electoral del Distrito Federal.
En contraparte surge Defendamos a Convergencia
Frente al inminente cambio de nombre, que sufrirá hoy 31 de julio, el partido Convergencia para convertirse en Movimiento Ciudadano, durante el desarrollo de la tercera asamblea nacional extraordinaria, el ex líder de los convergentes oaxaqueños, Mendoza Flores comenta “en este caso particular, el hecho de que se pusiera el lema: «Por el bien de todos, salvemos a México» y que fuese el águila estilizada, nos daba la certeza de que se le estaba entregando el partido en forma adelantada a Andrés Manuel, por eso como fundadores de Convergencia lamentamos tal decisión y conformamos el frente Defendamos a Convergencia”, porque “en el Consejo Nacional había la instrucción de desaparecer los estatutos, lo cual es totalmente ilegal, ya que no podemos ir a asambleas distritales en este momento, cuando la decisión fue abrogar los estatutos para poder implementar otros totalmente nuevos, en ese caso desaparecen los comités directivos estatales, desaparecen los comités directivos municipales, el Comité Ejecutivo Nacional se convierte en una coordinadora nacional, hay una comisión operativa integrada por nueve notables del partido, es una situación totalmente antidemocrática, ya que aún cuando se argumenta de que se rompe con el esquema piramidal y que se convierte en un horizontal, lo cierto es que ese horizontal son los nueve que controlarán el partido y los convergentes que hemos dado la batalla, que hemos puesto en riesgo nuestra integridad, nuestro patrimonio o nuestra propia salud, estamos inconformes con esto”.
La oponentes a los deseos de Delgado y Andrés Manuel no son pocos, hablamos de 14 estados, en los que se incluye Veracruz, Querétaro, San Luis Potosí, Tamaulipas, Oaxaca, Baja California, todo lo que es el Norte, “entonces estamos con esa postura digna de ir a la Asamblea Nacional a decir que estamos en contra del cambio de nombre, seguramente dado el esquema de la propia asamblea seremos avasallados con delegados a modo para decir que fueron las mayorías las que decidieron, sin embargo nuestra voz se hará escuchar sin duda alguna este 31 de julio”.
Además, según un trascendido de Milenio en breve se hará público un desprendimiento importante de líderes y militantes de este partido en el Estado de México, donde junto con Veracruz, está el grueso de la membresía, información que contrasta con lo dicho por Mario Mendoza que desmiente que exista una fractura, “en el supuesto de que llegara a darse el cambio de nombre será crear una corriente al interior del Movimiento Ciudadano que se denominaría Defendamos Convergencia, seguiríamos siendo convergentes a pesar de la oposición de que quienes siéndolo hoy quieren cambiar de nombre”.
La medida es revertible
No obstante, en medio de este ambiente de inconformidad, rechazo y desencuentros, los miembros de Defendamos Convergencia han mantenido reuniones con el dirigente nacional, Luis Walton, y Dante Delgado, donde han expuesto sus argumentos para tratar de convencernos del porqué de los cambios, y entre los argumentos que ellos manejan está el que se perderá el registro del partido y el que tiene que ver con los tiempos de radio y televisión, que actualmente son muy reducidos debido a la reforma electoral de 2007.
Sin embargo, se han obtenido algunos avances al día de hoy, “hemos sido notificados de que ya el color naranja, el lema: «un nuevo rumbo para la nación» y el águila en posición de ascenso que es el emblema no desaparecen, lo que sí es eminente es el cambio de nombre, porque aun cuando finalmente se dieron cuenta de que era un grave error su orgullo o su soberbia no les permite recular en tal decisión y se votará sin duda alguna por el cambio de nombre este 31 de julio”.
En opinión del bloque opositor, la relación con Delgado en estos momentos “es de respeto, aunque sí es un tanto ríspida, es decir, es una relación meramente respetuosa, pero que en términos institucionales de que nos dé espacios no ha avanzado, afortunadamente, la presión que hemos ejercido a través de instancias legales y de los medios diversos ha permitido que ya nos hayan notificado de que no cambia el color, el águila y el lema”.
En el supuesto de que la asamblea aprobara el cambio de nombre y aun cuando posteriormente llegara la resolución por parte de los tribunales electorales, estaríamos con esa opción de poder revertir esta decisión, porque los tiempos electorales para cambiar de nombre se vencen en octubre, de ahí la premura de la cúpula de Convergencia de hacerlo antes de que llegue este mes para ir avanzando en todo lo que deriva el cambio de nombre como es, los estatutos, la ideología, los principios, todo lo que nos pide como partido el Instituto Federal Electoral, “en consecuencia ellos saben que si el día 31 de julio no sale aprobado el cambio de nombre automáticamente todo lo demás derivaría en un no registro o no una aceptación de cambio de nombre por parte del IFE por eso estamos todavía en los tiempos legales, tanto ellos para poder hacerlo como nosotros para impedir que se haga”.
Oligarquías en partidos toman decisiones: Huchim
Ante el anuncio de López Obrador de que Morena —Movimiento de Regeneración Nacional— se convertirá en una organización civil, y si ésta se podrá fusionar con Movimiento Ciudadano, como se pretende denominar a Convergencia para competir en la elección presidencial del próximo año, Eduardo Huchim, ex consejero electoral del Instituto Electoral del Distrito Federal, precisa a Siempre!, primero, que no será una asociación civil, sino que “el movimiento de López Obrador puede constituirse en agrupación política nacional y una vez que cumpla los requisitos que establece el código electoral, este tipo de agrupaciones sólo pueden participar en procesos electorales federales mediante acuerdos de participación con un partido político o coalición, y las candidaturas surgidas de los acuerdos de participación serán registradas por un partido político y serán votadas con la denominación emblema, color o colores del partido”.
En cuanto a los tiempos electorales, “la ley dice que el convenio tendrá que ser 30 días antes de que se inicie el periodo de precampaña, lo cual significa que todavía se está a tiempo, nada más que hay un detalle: que Morena todavía no tiene un estatus de agrupación política, y para esto tiene que cumplirse los requisitos que establece la ley”.
“Ahora bien, aquí tenemos un problema porque el artículo 35 del Cofipe indica que los interesados presentarán durante el mes de enero del año anterior al de la elección, junto con su solicitud de registro, la documentación con la que acreditan los requisitos anteriores y los que, en su caso señale el Consejo General del Instituto, es decir, el mes de enero del año anterior a la elección ya pasó, en consecuencia no veo yo en un escenario próximo un convenio de participación formal entre el movimiento Morena de López Obrador y algún partido político”.
En ese mismo tenor, agrega Huchim, “esto me lleva a una observación en relación con la conducta de todos nuestros partidos políticos, porque lo que está ocurriendo es que hay una oligarquía que toma decisiones en asuntos que deberían ser también decididos por las bases, por los militantes, y no solamente en el caso de Convergencia sino también en otros partidos”.
De ahí que como menciona el investigador Víctor Alarcón, “los partidos políticos en México siguen siendo percibidos por la ciudadanía dentro de un marco de competencia poco plural y, por ende, muy acostumbrados al mantenimiento de la disciplina y a la negociación vertical de consensos a través de medios coercitivos tendientes a la cooptación o a la corrupción.

