Totus Mundus Agit Histrionem.
Divisa del Teatro El Globo, Londres
Este 25 de mayo, nuestro Teatro de la Ciudad Esperanza Iris cumplirá su primera centuria; en dicha fecha —25 de mayo de 1918— el presidente Carranza efectuó su inauguración como invitado especial de la empresaria y excelsa diva tabasqueña, quien siempre depositó en él todas sus esperanzas personales a favor del arte que ella supo desplegar en vida.
Aquel sábado de hace cien años, en la calle de Donceles no cabía un alma intentando conseguir una entrada al antiguo Teatro Xicoténcatl, adquirido por la empresa Iris-Sánchez-Palmer, propietaria del teatro y de la Compañía de Operetas.
Por su relevancia, reproduzco el programa de la Solemne Inauguración —prevista para las 21 hrs.—, cuyo contenido fue el siguiente:
1° Himno Nacional a la entrada del señor presidente.
2° Homenaje a los trabajadores que han construido el teatro, a la señora Esperanza Iris, haciendo el uso de la palabra el Ing. Federico Mariscal.
3° Actos primero y segundo de la grandiosa opereta en tres actos de A. Francis y Carlos Vizzoto, arreglos al castellano por José de Casas, de la Sociedad Mexicana de Autores, música del maestro Lombardo, titulada La duquesa del Bal Tabarín, por Esperanza Iris, Josefina Peral, Carolina Fernández, Vicente Monterde, los Sres. Ramos, Ruiz Madrid, Llaudradó, Morales, Pavón, Peña (así como coristas y coro de la compañía).
Para el segundo acto, se ofreció un fox-trot excéntrico a cargo de las primeras bailarinas María y Minna Corio, y concluyó el programa con la participación de la propietaria y su socio, Juan Palmer, interpretando un tango argentino.
El programa finalizó sobre medianoche, después del gran acto de conciertos (de música mexicana) que los cronistas de los principales diarios de la capital ofrecieron como su homenaje a la Emperatriz de la Gracia, Esperanza Iris.
Acorde con los tiempos que corrían, resultó políticamente correcto que se rindiera un homenaje a los “trabajadores” que construyeron y armaron el teatro en un tiempo récord, pues la primera piedra se colocó solemnemente el 3 de mayo de 1917 (Día de la Santa Cruz, patrona de los albañiles) y concluyó a principios de abril del año siguiente, gracias a la febril actividad de los arquitectos Ignacio Capetillo y Federico Mariscal, del escultor Guillermo Cárdenas, de los hermanos Posadas, responsables del artesonado, y del pintor Daniel del Valle.
Este reconocido escenario teatral fue en sí mismo actor de importantes transformaciones y cambios, en su uso y destino, de la vida teatral y cinematográfica de la metrópoli, hasta que en 1976 el gobierno federal lo rehabilitó y lo reinauguró como Teatro de la Ciudad de México, dependiente del Departamento del Distrito Federal, lo que permitió su conservación.
Constatando la vigencia de la divisa del foro de Shakespeare, en este escenario la ciudad y la república han sido teatro en el cual todos los capitalinos y visitantes hemos sido público y comediantes.


