Bernardo González Solano
La vertiginosidad de los últimos acontecimientos sociopolíticos en la región del Magreb y buena parte del Oriente Medio, que hasta el momento ya han costado el derrocamiento de dos jefes de Estado —Zine el-Abidine Ben Alí, de Túnez, y Hosni Mubarak, de Egipto—, y en un tris se encuentra el coronel Muammar Gadafi, de Libia, acosado, no sólo por los rebeldes locales, sino por todo el poderío militar de la OTAN, acción militar aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU, para proteger a la población civil de los ataques del ejército y de los mercenarios alquilados por Gadafi, ha dado pie para que los disturbios populares se extiendan a otros países, como Siria, Argelia, Líbano, Arabia Saudita, Yemen, Jordania, Bahrein y sólo Alá sabrá hasta dónde llegarán estos disturbios.
De no ser porque las acciones originan muertos y heridos, a veces da la impresión de que estos movimientos militares se bautizan por razones “cinematográficas”; sólo así puede entenderse que la medida aprobada por el Consejo de Seguridad, haya sido bautizada como Operación Amanecer de la Odisea, prácticamente un título de película bélica.
Debido al mundo de leyenda donde últimamente se desarrollan estos movimientos populares que motivan las reacciones de los dictadorzuelos que se resisten a abandonar el poder, los cronistas de estos inesperados episodios de indignación popular se refieren a la temida Caja de Pandora, la legendaria mujer creada por Efestos y a la que Zeus entregó una caja que al ser abierta soltaba una serie de calamidades para todos los mortales. La caja ya se abrió y ahora están sueltas todas las calamidades, pero también se liberaron los sueños de libertad de los pobladores de aquella zona.
El papel de la OTAN
En el principio fueron los franceses, que aseguraron la dirección de los primeros ataques aéreos de disuasión contra las fuerzas de Gadafi. Acto seguido, los estadounidenses y los británicos que desde el segundo día aseguraron el mando de la intervención internacional, desde el barco USS Mount Whitney y desde su cuartel general de Ramstein, en Alemania. Ahora llega la OTAN desde el jueves 24 de marzo. La Alianza Atlántica ya mantenía el dominio sobre el embargo marino de armas con destino a Libia; ahora, después de muchas negociaciones entre Estados Unidos, la Unión Europea y los representantes de la Liga Arabe y la Organización de la Unidad Africana, recibió el mando de la no fly zone [zona de exclusión aérea] en la que supuestamente sólo los aviones y helicópteros de ese organismo podrán sobrevolar.
Anders Fogh Rasmussen, secretario general de la OTAN, anunció el jueves 24 de marzo, que este organismo militar asumiría la imposición de la zona de exclusión aérea sobre Libia, lo que serviría para completar el embargo naval para evitar la llegada de armas y mercenarios a Libia. Rasmussen agregó que esta operación se ajusta a lo dispuesto por la ONU y precisó que el organismo a su mando también podría actuar bélicamente en autodefensa. Incluso, también dijo que según las circunstancias, la Alianza podría asumir mayores funciones.
Así las cosas, la OTAN asumirá toda la dirección de la operación militar contra Gadafi, lo que incluye la zona de exclusión aérea y la ya en marcha de control naval del embargo de armas. Quedaría por aclarar el detalle de qué se hará sobre ataques a objetivos terrestres, que podrían quedar cubiertos por la ambigua alusión a la autodefensa o seguir siendo la misión de la coalición internacional dispuesta por la ONU.
Por el momento, el mando aliado estará situado en una base en Nápoles, Italia, y dirigida por un general estadounidense. Su segundo será un militar canadiense. No obstante, los miembros de la alianza no han declarado si seguirá dependiendo de la coalición internacional (dispuesta por la ONU) como misión aparte, o si se integrará bajo el nuevo mando. Lo único que parece claro es que el régimen de Gadafi seguirá siendo el blanco de los aliados.
Ya que nadie quiere que la guerra en Libia se alargue varios meses, sobre todo el presidente Barack Obama que se encuentra en un brete político por las acusaciones que se han imputado desde la Asamblea de Representantes por no haberle consultado antes de lanzar a la fuerza aérea en contra de Gadafi, la OTAN decidió, el domingo 27 de marzo que asumirá la dirección de toda la campaña militar contra el régimen del coronel Gadafi, incluidas las operaciones de ataque a tierra que sean necesarias.
Al respecto Rasmussen afirmó: “Nuestro objetivo es proteger a los civiles y a las áreas habitadas bajo amenaza de ataque del régimen de Gadafi, eufemismo que podría entenderse como «ataques a objetivos militares en tierra»”.
¿Cuánto durará la intervención de la OTAN en Libia? Esto nadie lo sabe, ni los aliados, ni la OTAN; pero por el momento, en reuniones tácticas, la OTAN prepara un plan para imponer la exclusión aérea “por un periodo inicial de hasta tres meses”. Estos 90 días son únicamente un supuesto teórico a efectos de preparar las contingencias necesarias, según explicaron algunas fuentes de la propia OTAN.
Al final Gadafi resultó un hueso muy duro de roer. Tal y como lo anunció, desde los primeros días: se autoinmolaría en su propio territorio tal y como lo hizo su abuelo, según dijo.
Por su parte, algunos jóvenes rebeldes, que desde los primeros días tomaron las armas en contra de Gadafi, confesaron a un corresponsal español, Alvaro de Cózar, en Trípoli: “Lo que pasó en Egipto nos dio valor. No sabemos cuánto durará esta guerra, pero nos da igual. Sabemos que tenemos escrito nuestro destino. O muere Gadafi y nosotros vivimos o somos nosotros los que moriremos. Pero Libia será libre”.
Siria: represión a sangre y fuego
Libia no es el único país que enfrenta la rebeldía popular. El efecto dominó es el pan de todos los días en la zona.
Una vez mas, la Internet y las nuevas modalidades de comunicación electrónica han hecho lo suyo. Por ejemplo, en Facebook, de “la revolución siria 2011” se enviaron llamamientos el viernes 25 de marzo, para asistir a las manifestaciones masivas en todas las ciudades sirias en contra del presidente Bachar el-Assad.
Al parecer, las medidas anunciadas por el régimen desde Damasco no fueron suficientes para aplacar las demandas populares. La oposición quiere más. Ese mismo día, los millares de manifestantes enterraron a sus muertos, víctimas de la representación en Deraa, pequeña ciudad sureña, escenario de violentos enfrentamientos durante los últimos días.
Parece que a los jerarcas de la zona no quieres abrir los ojos para entender y entender las razones de las manifestaciones del pueblo. Como se dice popularmente: “sienten el temblor y no se hincan”.
Bachar el-Assad, presidente sirio desde el 17 de julio de 2000 (heredó el cargo de su padre, el general Hafez el-Assad que se hizo del poder con un golpe de Estado desde 1970) decidió reprimir a sangre y fuego las multitudinarias protestas de los ciudadanos sirios que, como en otros países de la zona, reclaman un sistema democrático que ponga fin a más de cuatro décadas de tiranía, nepotismo y corrupción. Siria cuenta con un poco más de 21 millones de habitantes, de los cuales, casi el 35% es menor de 14 años de edad.
Hasta el momento, el balance de muertos supera el centenar en apenas una semana, cifra que indudablemente deslegitima al duro régimen sirio que se sostiene como un núcleo familiar, el del ex presidente Hafez el-Assad, cuyos vástagos nacieron y se criaron en el palacio presidencial (“real”, le llaman algunos) con el agraviante de que repitan el ejemplo de su padre: puño de hierro con guante de seda.
Confrontado a una revuelta sin precedente desde la sangrienta represión del levantamiento de los Hermanos Musulmanes en Hama en 1982, las autoridades sirias tratan infructuosamente de calmar el juego. Su estrategia, anunciada por Buthaina Chaaban, consejera del mandatario y cara amable del régimen, se resume en tres puntos: los medios de comunicación extranjeros exageran lo que está sucediendo en el país; elementos “exteriores” manipulan a los manifestantes —cuyas demandas, sin embargo, son calificadas de “legítimas”— con el propósito de “desestabilizar” Siria; el presidente Assad implementará, “inmediatamente” una serie de reformas.
Después de la destitución del gobernador de Deraa y la creación de una comisión investigadora para sancionar a los responsables de las muertes, Buthaina Chaaban anunció un aumento de los salarios para los funcionarios públicos y mecanismos “eficaces” de lucha contra la corrupción . Sobre todo indicó que se estudiaría el “estado de emergencia”. Posteriormente, el propio Assad anunciaría el fin del “estado de emergencia”, impuesto desde la época de su padre.
Siria y Argelia fueron los únicos países de la Liga Arabe que no apoyaron el establecimiento de una zona de exclusión aérea sobre Libia. Ahora se conoce la razón , al menos en el caso de el-Assad, como en el de Gadafi, apostó a una represión en contra de su pueblo para mantenerse en el poder. ¿Cuánto durará en el palacio presidencial? Tampoco se sabe, pero como con Gadafi, su suerte está echada. A corto o mediano plazo, ambos tendrán que caer.

