Austria está fastidiada de la migración. El gobierno de ese país teme que la constante oleada de migrantes indocumentados podría tener un fuerte impacto en la población austriaca y su estilo de vida. Al menos así, lo comentó el canciller Sebastian Kurz, quien aseguró que está dispuesto “a tomar medidas para proteger” sus fronteras tras las restricciones a la entrada de migrantes anunciadas por Alemania en el marco del acuerdo para resolver la crisis gubernamental por la que atraviesa Angela Merkel.

Las medidas serán acordadas también con Italia y Eslovenia, países que también están en la vorágine de la migración, proveniente de la crisis de Siria y de los países centroafricanos. Entre las medidas, que se derivan de los compromisos aceptados por la canciller alemana a su ministro del Interior, Horst Seehofer, se encuentra expulsar a Austria a los solicitantes de asilo que llegaron a Alemania y que no pudieron ser reenviados hacía el país por donde entraron a la UE.

De esta manera, Austria muestra un lado todavía más duro al advertir que endurecerá sus medidas para enviar a esas mismas personas a sus fronteras del sur, aun cuando esto ocasione un efecto dominó en Europa.

“Ahora estamos a la espera de una aclaración rápida de la posición alemana a nivel federal”, dijo Kurz durante una reunión con sus aliados del partido FPÖ de extrema derecha, con el vicecanciller Heinz-Christian Strache y el ministro del Interior, Herbert Kickl.

“Las consideraciones alemanas prueban una vez más la importancia de una protección europea común de las fronteras exteriores”, sostuvo.

Kurz tiene que presentar el martes por la mañana ante el Parlamento Europeo de Estrasburgo las prioridades de la presidencia semestral de la UE, que Austria asumió el domingo. El tema migratorio encabeza la agenda austriaca.