Ricardo Muñoz Munguía
La muerte de Ernesto Che Guevara, así como lo que sucediera con su cuerpo por más de un cuarto de siglo, estuvo con una enorme carga de tierra para, así creerlo, llegara el olvido. Sin embargo, esa ignorancia y estupidez, no tendrían la fuerza necesaria de la figura y presencia del Che Guevara. Y, a más de cinco décadas, la obra teatral 36 horas cuenta abajo, de José Rivera, y dirigida por Otto Minera, es un nuevo acento sobre el hombre, el guerrillero, el idealista…, que tendría sus últimas horas de vida, las que, se dejan ver/sentir en la obra teatral, para delinear lo que pudo ser un instante entre la maestra de la escuela de la Higuera y el Che. Por supuesto, todo lo que en la puesta se retrata es con apego a la realidad, salvo la extensión del diálogo entre Julia Cortés, la maestra, y el Che.
La puesta 36 horas cuenta abajo —originalmente lleva el título de Escuela de las Américas, con ironía, por hacer referencia a la escuela donde asesinarían al Che y por la Escuela de las Américas, donde preparaban al ejército norteamericano, en español, para atacar cualquier idea comunista— retrata precisamente esas últimas horas que Ernesto Che Guevara estuvo en una escuelita de La Higuera, en Bolivia. Con las evidentes heridas y en un estado de salud muy deteriorado habría de enfrentar la zozobra, aunque por su carácter y visión se podría decir que sabía se trataba de sus últimas horas. De hecho, al estar frente a su ejecutor, éste menciona que la presencia del Che se le impuso pero tenía que acatar la orden, la que se llevó a cabo más por la voz del mismo combatiente, quien le aseguraba que estaba por matar a un hombre, con la definición del valor para enfrentar ese momento histórico.
Julia Cortés, hija del constructor y fundador de la escuelita humilde en La Higuera, tuvo la oportunidad de entablar un breve diálogo con el guerrillero argentino. En una entrevista menciona Cortés que en todo momento estuvo acompañada por dos soldados. De esta escasa comunicación que autorizara el teniente Félix Ramos, se crea la esencia de la obra, pues la puesta de José Rivera se interna a fondo en lo que pudo ser en cuanto al diálogo, el que lo hacen extensivo para reflejar de algún modo lo que pasaría por la mente del Che Guevara y sus ideas y postura sobre los pueblos de América Latina; por otro, el aprovechamiento de intercambiar algunas palabras/ideas entre Julia y el hombre que estaba a punto de morir. Por otro lado, igualmente se refleja la postura religiosa del lugar, donde por sobre todo es la fe católica que abre hasta los destinos de la gente y también es el momento para desvelar el significado de los americanos que le tenían las personas lugareñas, que podían creerlos como seres superiores.
Una obra con las actuaciones de Anilú Pardo, Carmen Mastache, Edgardo González, Josué Aguilar, Alejandro Gama y la espectacular representación como El Che, de Juan Valero. La puesta estará hasta el 23 de septiembre (de viernes a domingo) en el Foro La Gruta, del Centro Cultural Helénico.



 
 