“En la Casa Blanca todo mundo

miente. Fui cómplice y me arrepiento”: Omarosa Manigult

Parecía que nunca llegaría a escribir positivamente sobre el mentiroso “rubio de categoría” –parodiando el popular slogan en la década de los cincuenta y los sesenta del siglo pasado: “la rubia de categoría”, de la cervecería Moctezuma para anunciar su sabrosa Superior, con la llamativa presencia de la hermosa cubana Georgina García Tamargo, mejor conocida como Gina Romand–, el truculento presidente de Estados Unidos de América (EUA), Donald John Trump, cuya extraña cabellera color naranja, ha servido como inspiración para todos los caricaturistas del mundo.

Trump, con notoria aversión por la lectura —porque su Intelligence Quotation: IQ, no le da más que para comunicarse por medio de tuits, mientras más sencillos y cortos mejor—, se ha convertido en un “promotor” relevante de la impresión de libros. Irónicamente, el “fenómeno” Trump ha dado pie para una avalancha literaria en la Unión Americana. Estas obras se dividen entre los publicados antes y después de su inesperado triunfo electoral en 2016. A favor y en contra. Los que han aparecido en los últimos meses y el que salió de prensas la semana pasada, son apabullantes. Además, mientras más berrinches hace el mendaz mandatario por tratar de rebatir los panfletos en su contra, mayor éxito logran sus ex colaboradores, varones y mujeres. Sus argumentos siempre son los mismos: ex empleados descontentos que intentan “beneficiarse económicamente con ataques falsos”.

Es costumbre que el cambio de residente en la Casa Blanca origine la publicación de un sinnúmero de libros. Aún en plena época de la Internet. Con Trump, sin embargo, algo ha sido diferente. Más de un año y medio después de su toma de posesión todavía suscita un gran interés entender el “magnetismo” –y las repercusiones de su mandato–, del mensaje populista, aislacionista y xenófobo de un histriónico showman televisivo y magnate hotelero (muy marrullero) sin experiencia política previa por lo que ha tratado de imponer su “forma de gobierno” como si estuviera en una competencia mercantil.

En una investigación sociológica iniciada en 2011 sobre el “corazón geográfico” de la derecha en la Unión Americana, la profesora progresista Arlie Russell Hochschild se trasladó a Luisiana “para conocer qué preocupaba a los electores conservadores en una de las entidades más pobres del país y epicentro sureño, epítome del pulso histórico y racial”. De tal suerte, en 2015, cuando Trump anunció su candidatura para la presidencia de EUA, la profesora de la Universidad de Berkeley descubrió que el terreno en aquella parte de su país “estaba abonado, como si se hubiera echado leña antes de que se encendiera”. Así lo afirma en su último libro Extraños en su propia tierra: “Lo que Trump les ofreció fue reconocimiento”. El elector republicano que la autora descubrió se sentía “aislado en su país”, tenía “miedo, ansiedad y enojo”.

Así las cosas, Hochschild atribuye la actual polarización política estadounidense al “declive de clase, región y género”. Situación para la cual Trump ofrece un chivo expiatorio: “Culpemos a los inmigrantes, los negros y tácitamente a las mujeres”, sin olvidar, por supuesto, a los mexicanos y al terrorismo árabe, entre otras muchas barbaridades que el empresario fue desgranando durante su vitriólica campaña. Lo que dio pie para que exacerbara la situación con su retórica que divide constantemente a la sociedad estadounidense entre buenos y malos.

En tales circunstancias, comenzó el mandato de Trump y empezaron a imprimirse libros sobre el populismo que incendia la pradera de buena parte de la Unión Americana. Como Fire and Fury (traducido al español como Fuego y Furia, por la editorial Península), en el que el periodista Michael Wolf describe el feroz retrato de caos en la Casa Blanca. Algunas de las “perlas” que Wolf consigna en su obra son: Donald Trump no esperaba ganar las elecciones, desconoce un sinfín de información clave y se guía por peligrosos instintos comerciales. El irascible mandatario reaccionó y trató, sin éxito, de frenar la publicación del volumen.

Y sigue la mata dando. Omarosa Onée Manigault Newman (Youngstown, Ohio, 5 de febrero de 1974), consultora política, egresada de la Central State University donde obtuvo la licenciatura en periodismo de televisión, conocida por haber tomado parte en más de 20 reality shows, en los que conoció a Donald Trump (entre los que destacan The Apprentice, dirigidos por el empresario hotelero ahora presidente de EUA, en el que llegó a participar hasta en tres ocasiones sin ganar ninguno, Fear Factor y Celebrity Big Brother) que hasta hace poco tiempo fue la colaboradora de origen afroamericano de mayor perfil en la Casa Blanca, acaba de publicar –el martes 14 de agosto–, su libro Unhinged: An Insider Account of the Trump White House (Desquiciado: informe privilegiado de la Casa Blanca de Trump), en el que describe su labor dentro del Despacho Oval.

En diciembre de 2016, Omarosa Manigault fue presentada como uno de los nueve miembros del equipo de transición del presidente electo Donald Trump. El 3 de enero de 2017 se dio a conocer que sería la Asistente del Presidente y directora de Comunicaciones de la Oficina de Enlace Público. Después de varios meses de turbulento trabajo, el 13 de diciembre de 2017, la Casa Blanca anunció la renuncia de Manigault Newman a partir del 20 de enero de 2018. No obstante, el corresponsal de la CNN en la residencia oficial, April Ryan, informó que el jefe de Gabinete presidencial, John F. Kelly, despidió a Manigualt, pero ésta declaró que ella era la “que había renunciado”. En febrero del presente año, la inquieta Omarosa criticó públicamente a la administración Trump y declaró que no volvería a votar por el magnate, y lo retrató como incapaz de controlar sus impulsos.

En entrevista por el canal NBC, transmitida el domingo 12 de agosto, para promocionar su libro, Manigualt aseguró que funcionarios del gobierno de Trump encubren un presunto “declive mental” del presidente, a quien se le dificulta procesar información compleja. Agregó: “Continúan engañando a esta nación sobre qué tan disminuido mentalmente se encuentra (Trump), de lo difícil que es para él procesar información compleja, de cómo él no está involucrado en algunas de las decisiones más importantes que afectan a nuestro país”.

Por otra parte, Omarosa difundió, el propio domingo 12, un audio con la grabación de su despido de la Casa Blanca en el mes de diciembre pasado, anunciado por el Jefe de Gabinete, John F. Kelly, que la interesada calificó como una “amenaza”.

“Es importante entender que si hacemos que esto sea una partida amistosa, todos podemos serlo. Ya sabe, puede ver su tiempo aquí en la Casa Blanca como un año de servicio a la nación, y luego puede continuar sin ningún tipo de dificultad en el futuro en relación con su reputación”, afirmó Kelly a Manigualt. Y, de acuerdo a su versión, Kelly aseveró además que las “cosas pueden ponerse feas” en caso de que ella rechazara los términos del despido.

Omarosa debe ser una persona muy cuidadosa y temerosa de las reacciones del gobierno, sobre todo de Donald Trump. Por ello, explicó las razones por las cuales grabó su conversación con el Jefe de Gabinete: “Me protegí porque ésta es una Casa Blanca en la que todo mundo miente. Él presidente miente al pueblo estadounidense. Sarah Huckabee se para frente al país y miente todos los días. Tienes que cuidar tu propia espalda porque de lo contrario mirarás hacia atrás y verás 17 cuchillos en tu espalda”. Después de esta justificación hizo un mea culpa : “Fui cómplice y por eso me arrepiento”.

Asimismo, el domingo 12 de agosto, el diario londinense The Guardian publicó que Omarosa afirma que existen grabaciones de Trump utilizando la palabra “nigger” –forma despectiva para referirse en inglés a los negros– durante las sesiones de su programa The Apprentice, aunque ella no las escuchó personalmente. “En cierta ocasión escuché su voz, me confirmó lo que me temía, que Trump es un farsante disfrazado como alguien abierto a interactuar con diversas comunidades. Pero cuando habla de esa manera, como en la grabación, se confirma que es verdaderamente un racista”.

En fin, a su manera, por medio de tuits, Trump se refirió a Omarosa en tres largos mensajes en donde la califica de “chiflada”, “perdedora” y “maliciosa”, pero que “ella solo decía GRANDES cosas sobre mí, ¡hasta que la despidieron!”…Ahora, habrá que esperar al próximo libro de otro ex colaborador de Trump. No tardará en aparecer, seguro. VALE.