Cuando el jefe puede lo que quiere, se corre
el gran riesgo de que quiera lo que no debe querer.
Baldassare Castiglione
Tanto tiempo entre la elección constitucional para presidente de la república y la toma de protesta hace daño. Entre el primer domingo de julio y el primer día de diciembre, existen un poco más de cinco meses para formalmente hacer los cambios de gobierno.
Tal y como sucede ahora, tenemos dos presidentes de la república, uno electo que no ha asumido funciones y el otro constitucional que prepara su salida y culminación del gobierno. Tenemos al que tiene aún las facultades legales, totalmente eclipsado por el que no tiene ninguna facultad legal; y aunque en los hechos no son decisiones de gobierno, sus anuncios, nombramientos y acciones tienen copados a los medios de comunicación e impone la agenda social y política semana a semana.
Lo grave es que, sin tener facultades, genera incertidumbre y el desgaste que naturalmente se da por el ejercicio del poder, lo está empezando a sufrir sin ejercerlo formal y legalmente. En otras partes del mundo los periodos de cambio entre gobiernos son más cortos.
En Estados Unidos las elecciones son el primer martes de noviembre y dos meses después, en enero, se toma protesta y arranca el nuevo gobierno. En Argentina y Bolivia la transición dura 45 días; en Francia se da el cambio en 15 días, solo dos semanas y está resuelto el cambio de gobierno. En Alemania, su periodo puede ir de 21 días a un mes. España, 32 días. Y aún hay países como Reino Unido que, en solo 5 días después de la elección, el nuevo gobierno ya está en funciones, el caso de cambio más corto se da en Grecia, ahí bastan 24 horas, un día después está instalado y gobernando el ganador de la contienda electoral.
Para el futuro debemos pensar en una reforma que disminuya el periodo de transición y así tener más certeza en el cambio de gobierno. El desgaste de los presidentes, las instituciones y la sociedad es muy grande e innecesario.
Esta transición en particular tiene muchos rostros, muchas decisiones, muchos voceros, muchas propuestas, y todas generan complicaciones. No terminan de irse los que van a terminar y no terminan de llegar los que van a gobernar. Las autoridades salientes nadan de “a muertito”, los entrantes están embelesados con su arribo.
El país y los ciudadanos seguimos cada vez peor, hay vacíos de poder que no llenan ni unos ni otros, los procesos de entrega-recepción formales aún no comienzan. Apenas se dieron los nombramientos y los acercamientos están en ciernes.
En dos semanas, las cámaras del Congreso tendrán que estar instaladas y funcionando, ello generará más caos. Las nuevas mayorías que sirven al presidente electo, pero que deberán trabajar con el presidente constitucional saliente. Aparentemente hay acuerdos, veremos si esto es así y logran las primeras acciones, base para el futuro gobierno.
@perezcuevasmx
Perezcuevasmx@gmail.com