A pesar de que no se ha realizado la consulta para definir el futuro del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), y aún hay muchas dudas respecto al procedimiento para votar por cualquiera de las opciones, el gobierno electo encabezado por Andrés Manuel López Obrador ha dado a conocer un nuevo plan: inyectar dinero para hacer mejoras a los aeropuertos ya existentes, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y el Aeropuerto Internacional de Toluca (AIT).

El próximo secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, anunció por adelantado una inversión de 5 mil millones de pesos, 3 mil millones de los cuales se destinarían al AICM y entre mil y 2 mil millones de pesos al mexiquense.

El objetivo sería movilizar a 60 millones de pasajeros cada año, alrededor de 15 millones más de los que viajan en la actualidad.

Esto sería necesario, según Jiménez Espriú, porque incluso con la construcción del NAIM, que estaría listo en 2025, hay una urgencia de solucionar la saturación del Aeropuerto Benito Juárez al corto plazo, por lo que el Aeropuerto de Toluca sería la clave, ya que en estos momentos se encuentra subutilizado.

Además, en el AICM deben construirse plataformas adicionales para posiciones remotas, para dar cabida a más aviones e implementar medidas de carácter técnico para mejorar la eficiencia en los despegues.

También deben realizarse ampliaciones en las terminales y adecuaciones a los sistemas de navegación, para que se lleguen a mover 50 millones de pasajeros en el aeropuerto de la CDMX, cuando en la actualidad se transportan 44.7 millones.

Fernando Gómez Suárez, analista del sector aeroportuario y catedrático de política pública en la Universidad Panamericana, señaló la propuesta es un buen inicio para enfrentar la saturación, pero tiene que pensarse en una solución integral que incluya a otros aeropuertos.