Javier Vieyra y Jacquelin Ramos

Desde los días de su campaña en búsqueda de la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador planteó de manera concreta un megaproyecto de infraestructura de transporte que denominó Tren Turístico Maya. Una vez obtenida la victoria en los comicios electorales, el hoy presidente electo mantiene la propuesta como uno de los puntos clave en su plan de desarrollo para el sureste mexicano y ha declarado que no titubeará en llevarlo a cabo. Sin embargo, vale decir que este plan es igualmente ambicioso que polémico, pues el Tren Maya, cuya trayectoria abarca los estados de Tabasco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo y Chiapas, representa, sin realizar juicios de valor, un impacto de infinita magnitud en numerosos ámbitos como el económico, el ambiental, el turístico y el concerniente al patrimonio arqueológico que se concentra en la región. Este último es especialmente delicado, pues, según el trazo preliminar del tren, la ruta atravesaría varios sitios emblemáticos por su riqueza arqueológica.

Acerca de los desafíos que representa este proyecto para estos ancestrales sitios y sus especialistas, Pedro Sánchez Nava, coordinador nacional de Arqueología del INAH, conversó en exclusiva para Siempre!, puntualizando, en principio, que el área en que tendría incidencia el proyecto está comprendida por 90 municipios que en conjunto amparan 3,024 sitios inscritos en el Sistema Único de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicas. De esos 3,024 sitios, 41 están abiertos al público y 27 pueden ser visitados, aunque oficialmente no están abiertos a visitas.

Cómo se realizaría

El doctor en antropología aclara que desde el punto de vista arqueológico es completamente viable el Tren Maya, pero el tema, ciertamente, es el “cómo se realizaría”.

“El Instituto Nacional de Antropología e Historia siempre ha acompañado grandes obras de todo tipo: presas, carreteras, desarrollos turísticos, zonas habitacionales, fibras ópticas, etc. Lo haremos en el caso de Tren Maya también. Nuestro deber es salvaguardar el patrimonio arqueológico mediante diferentes vías, como fotografías, informes o libros, y tenemos que acompañar paso a paso el proyecto para lograrlo”.

Sánchez Nava explica que el papel del INAH no es autorizar ni sugerir obras de infraestructura, sino más bien valorarlas de manera certera en los espacios temporales necesarios, por lo que su tarea principal respecto al Tren Maya apenas ha comenzado y aún no es posible evaluarla con plenitud. Pero, los acercamientos con algunos responsables asignados al plan por parte del próximo gobierno ya se han producido y Sánchez Nava asegura que el mencionado equipo no será ajeno a la voz del INAH.

“Seguramente habrá modificaciones. El proyecto, hemos visto, ya tiene un trazo preliminar que considera que se implemente el tren sobre derechos de vías que ya existen. Esto es posible en parte, pero no debemos olvidar que se trata de vías muy constreñidas y antiguas que no soportarían el paso de un tren moderno. Además en este punto, es de vital importancia la ubicación que tendrán las estaciones, debido a que se tendrá que tener claro que pueden invadir las zonas arqueológicas. El mejor ejemplo es Chichen Itzá, en donde además de que la estación no puede ir dentro, tampoco puede ir encima de la zona porque se afectaría su carácter y vocación, y tampoco debajo debido a los cenotes y cuerpos de agua”.

Atendiendo las recomendaciones del Instituto, advierte el especialista, eventualmente tanto los trazos originales e incluso las formas de construir se modificarían con el objetivo de conservar óptimamente el patrimonio histórico nacional, una vez llevado a cabo el proceso de excavación y exploración. En este sentido, las herramientas y el tiempo con que se cuente para adelantarse antes del inicio de las obras son primordiales, por lo que Sánchez Nava ha solicitado ya tecnologías de alta gama como Lidar, una herramienta que permite la prospección a distancia a través de rayos láser que muestran la topografía de las diferentes regiones.

 

Prueba de carga

Adicionalmente al proceso que deberá pasar el INAH, en conjunto con los desarrolladores del proyecto, existen numerosos ámbitos que deberán ser atendidos y vigilados permanentemente una vez que el Tren Maya entre en funcionamiento. Uno de los más importantes corresponde al aumento de afluencia de visitantes a los sitios históricos que, se prevé, crezca de manera exponencial como consecuencia del estímulo turístico que recibiría la zona. Esto, indica el coordinador nacional de Arqueología, debe manejarse a través de una prueba de carga que delimite y coordine la capacidad y los tiempos tanto de los destinos como de las distancias y del tren mismo.

“Seguramente va a detonarse una visita masiva a los sitios, por lo que es necesario tener conciencia de que no podemos arriesgar los vestigios y mucho menos a las personas. También nosotros tenemos la responsabilidad de tener una señalética adecuada, y, ahora con los nuevos sistemas tecnológicos, es más fácil transmitirla al publico. Esa es otra de nuestras obligaciones en el INAH, la de divulgación responsable, que el visitante realmente se lleve una experiencia grata y una experiencia de conocimiento, por ello este tren tendrá que buscar la manera para que el visitante se sienta cómodo y pueda disfrutar realmente de este trayecto, incluso considerando su velocidad, pues mucho dejaría de apreciarse en el paisaje si corriera a toda marcha”.

 

Restricciones a grandes masas turísticas

A pesar de que en en todas las zonas queda mucho por hacer, el arqueólogo asevera que el INAH ya contempla las posibilidades para abrir espacios a visita pública en lugares como Tulum o la propia Chichén Itzá, en donde quedan áreas de enorme belleza e interés que falta dar a conocer. Sin embargo, no deja de lado que existen otras áreas como Calakmul que en la actualidad no gozan de las mejores condiciones para recibir a grandes masas de turistas debido a que la carretera por la que se accede a ella es cruzada constantemente por fauna exótica como jaguares, serpientes y pavos, y la velocidad de los vehículos no puede ser mayor a los 40 kilómetros por hora.

“Eso tendríamos que platicarlo de una manera muy puntual con los desarrolladores, porque impactaría muchísimo; todavía no entendemos cómo se haría para que el tren vaya a 30 kilómetros por hora. Tendrían que hacer un esfuerzo de imaginación, de ingeniería para esos detalles. La estación Calakmul tendrá que realizarse con mucho cuidado y calcular la carga que pueda recibir esa zona. Debe haber otras formas, tenemos que asegurarnos que no impacte negativamente, podemos pensar, por ejemplo, que en lugar de tren en Calakmul, se diera paso de algunos camiones eléctricos pequeños“.

Retomando el tema ambiental, el doctor Pedro Sánchez Nava declara que pese a que no es competencia directa de las instancias del INAH, el impacto que tendrá el Tren Maya en el entorno natural será una parte imprescindible en los diferentes estudios que se realicen. Dentro de esta esfera será necesario considerar, como paradigma, el aumento de deshechos que producirán los nuevos visitantes a la zona, porque habrá que poner en marcha ambiciosos métodos para el aprovechamiento de materiales como el PET y el aluminio, pero, sobre todo, un exhaustivo programa de concienciación de turistas nacionales y extranjeros.

Hasta el momento de realizar esta entrevista, el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, se había pronunciado por realizar el proyecto del Tren Maya de forma indiscutible únicamente respaldado por una serie de foros consultivos, en los que Sánchez Nava, aseguró, el INAH tendría un papel de suma importancia. 

“Siempre tendremos que estar atentos a cualquier oportunidad de hacer las cosas bien. En otro aspecto, aunque no esta coordinación pero sí de este proyecto hay área de antropología y yo tengo la experiencia de que estas obras actúan en el entorno social, si se busca detonar la parte económica, que esto no sea favorecedor solo para un sector, al sector turismo, a los que que quieran poner un hotel por ejemplo. También a las comunidades, digamos, originarias, les concierne de qué manera les va impactar el Tren Maya con el fin de que no sea negativo este proyecto. En lo natural, en lo social, lo cultural y lo arqueológico, hay que cuidarlo”.

 

Armar el rompecabezas de la cultura maya

Aunque el Instituto Nacional de Antropología e Historia no se encuentra a expensas de los proyectos de infraestructura para realizar su labor de investigación, Pedro Sánchez Nava destaca que el Tren Maya es una gran oportunidad para ampliar de manera muy relevante el conocimiento que se tiene de la zona, pues el financiamiento y las diferentes etapas del proceso que se deberán acompañar abren las puertas no solo a la exploración sino a nuevas ventanas de difusión y publicación de los trabajos realizados en pro de preservar el patrimonio arqueológico y seguir armando el rompecabezas de la cultura maya.

“Una muestra muy clara de lo que se puede en la zona maya es lo que ocurrió con el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Al INAH no le compete decir si se debe construir ahí o no, el INAH solo recupera la información. En ese espacio se han localizado 28 puntos, no sitios arqueológicos, que tienen otra connotación, sino puntos con vestigios que se han recuperado, y que de no haberse hecho ese proyecto no se hubieran encontrado; y ahora lo mismo va a pasar aquí”. 

Es este punto con el que el coordinador nacional de Arqueología finaliza sus palabras, respecto a lo positivo que puede considerarse el Tren Maya para el avance de nuevos descubrimientos en beneficio de México.

”A nosotros lo que nos gusta es explorar, excavar, entonces siempre que se dé esa oportunidad, a través de estas coyunturas, lo vamos a aprovechar. Yo no me atrevería a decir hacia el futuro, pero si se hace bien va a servir para detonar algunas áreas que deben ser positivas, sobre todo para la región; cuidar esos flancos con todo es un reto para el Instituto. Ya se acordó que, de alguna manera, sea el Área de Salvamento Arqueológico, que es normativa sobre estos aspectos, quien lleve la batuta, quien coordine esto con la participación de todos los investigadores de los cinco estados que toca la ruta; ahí están los arqueólogos también interesados en las áreas que no conocen. Creo que puede ser algo muy positivo si lo hacemos bien“.

 

A consulta, el Tren Turístico Maya

En los últimos días, Andrés Manuel López Obrador, presidente electo de México, declaró que existe la posibilidad de someter la construcción del Tren Maya a una consulta popular, tal y como fue hecho con el tema del nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

Al anunciar la cancelación del recinto que se edifica en Texcoco, López Obrador dijo que no solo el Tren Maya sino los demás asuntos de relevancia nacional atravesarán el polémico método.

Sin embargo, Rogelio Jiménez Pons, próximo titular del Fondo Nacional de Fomento Turístico, se pronunció por una fase de participación y foros consultivos en la que no necesariamente se llegue a la opinión directa en urnas. Cabe destacar que, en palabras de López Obrador, la licitación del Tren Maya saldría a la luz el 1 de diciembre.