Por Estela Bocardo
Dios los cría y ellos se juntan, dice el dicho, y queda confirmado ya que tres presidentes del continente americano han arribado a la presidencia con similares discursos, promesas y con una aceptación popular arrasante.
El presidente de Estados Unidos Donald Trump, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador y el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.
A la vista de diversos medios y analistas, las semejanzas entre Trump y Bolsonaro es que se presentan como figuras fuera de agrupaciones políticas, y ofrecen una promesa de restaurar el orden que se ha perdido.
Por su parte López Obrador también ha prometido restaurar el orden en México pero a nombre del Partido Morena.
Los mandatarios de Estados Unidos y Brasil han afirmado que sus naciones eran grandes, pero poco a poco se debilitaron. Los mandatarios señalan que ellos restaurarán esa debilidad; este discurso es el que les ha valido popularidad entre las masas. Por su parte el presidente de México sostiene que acabará con la corrupción y el nepotismo.
Una semejanza más entre Trump y Bolsonaro es su defensa de la tortura, ambos defienden estas prácticas brutales como las que Donald Trump ha puesto en práctica contra los migrantes mostrando su frialdad y su dureza contra mexicanos y centroamericanos que han querido cruzar la frontera de México con Estados Unidos.
Ni la muerte de los dos niños guatemaltecos en su territorio y bajo custodia de agentes fronterizos de Estados Unidos pudo hacer ceder su desprecio hacia los ciudadanos latinoamericanos, y hace unos días el rociar con gases lacrimógenos a los que están intentando pasar como pueden hacia el lado americano muestra su indiferencia por la necesidad y el dolor humanos.
En tanto Bolsonaro ha alabado al coronel Carlos Alberto Nrilhante Ustra quien fue jefe de inteligencia de la última dictadura brasileña y acusado de ordenar el secuestro y la tortura de cientos de presos políticos.
En cuanto a las diferencias de estos mandatarios, un experto cita que las disimilitudes son más peligrosas que las semejanzas ya que Bolsonaro es un populista autoritario que, a diferencia de Trump, cuenta con el apoyo militar para implementar políticas y reformas antidemocráticas.
Se recuerda también que el presidente brasileño es mucho más xenófobo que el presidente estadounidense ya que discrimina directamente a los negros y las minorías, algo que ni Trump hace ni ha hecho públicamente. Este experto menciona también que Bolsonaro es peor en términos democráticos ya que apoya a los gobiernos militares y no cree en la separación de poderes, mientras que Trump que ha alentado a sus seguidores a la violencia, el presidente brasileño aboga públicamente por los escuadrones de la muerte.
Políticamente, Bolsonaro no va a encabezar un gobierno militar aunque nombre ministros a personas que han pasado por el ejército además los ciudadanos brasileños no desean ninguna dictadura. En el renglón de la economía Bolsonaro fue adaptando su discurso, durante su campaña electoral, a planteamientos un poco mas liberales e incluso neoliberales. En cuanto a la seguridad el presidente brasileño se ha mostrado laxo sobre los requisitos que limitan las situaciones en que la policía puede disparar en un enfrentamiento con delincuentes.
En política exterior Bolsonaro dirige sus semejanzas hacia Donald Trump identificándose con las líneas seguidas por la Casa Blanca, en concreto con su intención de trasladar la Embajada de Brasil en Israel de Tel Aviv a Jerusalem como lo hizo la administración Trump.
Estos dos presidentes han aprovechado la inauguración del mandato del nuevo, presidente brasileño para exhibir su alianza vía Twitter.
Trump saludó al nuevo presidente de Brasil con un tuit que decía: “Estados Unidos está contigo”, a lo que este último respondió: “Juntos, con la protección de Dios, trraeremos mas prosperidad y progreso a nuestros pueblos”. El recién inaugurado presidente, que exhibe su admiración por el magnate americano y su discurso pretende forjar una alianza con la primera potencia mundial, aunque a la investidura el gobierno de Washington envió al secretario de Estado, Mike Pompeo.
Bolsonaro afirmó que actuará “guiado por la Constitución y con Dios en el corazón”. “Brasil y Dios por encima de todo”, subrayó. Durante su discurso al país desde el palacio de Planalto y ante una multitud de seguidores, sacó de repente una bandera de Brasil y la agitó al grito de “nuestra bandera jamás será roja”, un grito bolsonarista que hace referencia al PT y a la izquierda. A la ceremonia asistieron dos primeros ministros muy afines a Bolsonaro, como el israelí Benjamin Netanyahu y el húngaro Viktor Orbán, además de otros mandatarios de la región como el chileno Sebastián Piñeira o el boliviano Evo Morales. Bolsonaro retiró las invitaciones a Venezuela, Cuba y Nicaragua.
El triunfo del ex militar inquieta mucho a los que no votaron por el, el 45% apoyó a Fernando Haddad. Los partidos de centroderecha han quedado casi barridos del nuevo Congreso.
Bolsonaro dio un vistazo a su tarea al frente del Gobierno. En cuanto a la educación prometió escuelas que formen personas para el trabajo y no militantes políticos. En twitter hace unos días decía que la mala calidad de la educación en Brasil es de la “basura marxista” que predomina en colegios y universidades.
Para acabar con la violencia pidió ayuda a los parlamentarios para poder cambiar la leyes y garantizar inmunidad jurídica a los policías que maten a sospechosos, aunque no mencionó otra de sus propuestas, facilitar la tenencia de armas.
Aquí otro punto de acuerdo de Jair Bolsonaro con Donald Trump que ha dado inmunidad a policías que han matado a afroamericanos que la policía consideró sospechosos en su momento por el color de su piel o por estar con otros afroamericanos y que habiendo comprobado la culpabilidad de los policías y a su vez comprobando la inocencia de las víctimas no se ha hecho nada contra esos agentes de la ley o les han dado una condena tan baja que solamente causa enojo entre la población afroamericana por la discriminación de que son objeto. Un estudio arrojó que los adolescentes de raza negra tienen más posibilidades de morir a manos de los policías, solo por el color de su piel, que los caucásicos.
La investidura del presidente más polémico de la historia reciente de Brasil se llevó a cabo con una seguridad sin precedentes, muy diferente a la del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador mucho más distendida y sin temor a una situación de peligro ya que estuvo arropado por la aceptación de la mayoría del pueblo mexicano.