El 27 de enero de 1967, la tripulación de vuelo que se preparaba para el lanzamiento del Apolo I sufrió un incendio en cabina durante un entrenamiento previo al lanzamiento programado para el 21 de febrero de ese mismo año, en el cual murieron los astronautas Virgil I. “Gus” Grissom, Edward H. White II y Roger B. Chaffee, convirtiéndose así en las primeras víctimas del programa espacial estadounidense.

El dato es recordado en este año, pues se cumple el 50 aniversario de la llegada del hombre a la luna, honor que correspondió al equipo del Apolo XI. El sacrificio de Grissom, White y Chaffee contribuyó a sentar las bases para poder llevar a cabo la hazaña.