Si alguna organización sabe de movimientos urbanos es la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, son especialistas en presionar a los gobiernos en aras a obtener poder político y económico, por algo se les considera el brazo duro del magisterio, con ramificaciones ideológicas de izquierda radical.

De hecho la reforma educativa —ahora cancelada—, en mucho tuvo su origen en los excesos, concesiones y prerrogativas otorgados a la CNTE a base de presiones, a grado tal, que en algunos estados del sureste del país tenían el control total del sistema educativo con los consabidos y desastrosos resultados.

Al respecto se adapta su estrategia a lo descrito por Fabio Novoa Rojas en un interesante artículo titulado “La dura escuela soviética de negociación. La mejor defensa es el ataque”, sostiene lo siguiente: “Cada negociación con los soviéticos era una prueba de paciencia para sus antagonistas. Esa escuela tan hostil para negociar, de la que el título de este artículo es sólo una de las normas, no cayó junto con las cortinas de hierro. Sigue viva en todo el mundo, y afecta la vida política, laboral y empresarial”, refiriéndose al método basado en la queja, el reclamo, la protesta y las exigencias, a todas luces desmesuradas.

Así la CNTE decide provocar directamente al gobierno federal bloqueando las vías ferroviarias en Michoacán, el mensaje es claro, su interés por involucrar a la federación en el conflicto es patente. Los daños ocasionados por esas acciones no son causa de preocupación para esta organización, por el contrario son motivo de orgullo al considerar que su movimiento escala a lo nacional y deja de ser una cuestión local, abriendo paso para que secciones afines en otros estados hagan lo propio en un efecto dominó.

 

Posiciones extremas con pliegos petitorios que contienen solicitudes desbordadas, jugando con los tiempos y aprovechando el inicio de una administración con poca experiencia.

 

El fondo de esos movimientos no es económico ni busca prestaciones de carácter laboral, tampoco les interesa el tema educativo, estamos ciertos que esas banderas solo son el cascarón de sus verdaderas intenciones. Lo anterior se desprende de sus posiciones extremas con pliegos petitorios que contienen solicitudes desbordadas, jugando con los tiempos y aprovechando el inicio de una administración con poca experiencia, con muchos frentes abiertos y presionada por los tiempos, las pérdidas ocasionadas y los grupos empresariales; aunado al compromiso presidencial de dar solución pacífica a través del diálogo y sin represión.

Ante tal panorama se encuentran en una inmejorable posición que abre la puerta al poderoso chantaje, no les corre prisa pues están en posibilidad de administrar lo tiempos a su favor, le toman la medida al gobierno federal, lo arrinconan y seguro sacan a relucir el apoyo en campaña y reclaman el pago de facturas pendientes.

En este tipo de conflictos siempre existen varias mesas de acuerdos y lenguajes entrelineados, lo que se advierte a ojos de la opinión pública regularmente es la fachada, en el fondo el estira y afloja tiene tintes diversos.

Lo que se había logrado avanzar en los hechos, cayó como un castillo de naipes, en muy poco tiempo se percibe una lenta curva de aprendizaje y colaboradores que dejan solo al presidente —con el consecuente desgaste físico y psicológico— que resuelva todos los problemas.