Sufragio efectivo, no reelección.
Francisco I. Madero
Hace unos días el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, anunció con bombo y platillo que firmaría un documento donde expondría su intención de acabar su periodo constitucional de seis años como presidente y no reelegirse, como una señal de voluntad democrática en donde incluso expuso “que él no era un vulgar ambicioso”, tratando de convencer a la opinión pública de que en verdad la reforma que se está cocinando en el Congreso de la Unión respecto a la revocación de mandato no es para que él pueda reelegirse en el cargo que hoy ostenta.
Dicha reforma, según la expresión de varios legisladores, lo que pretende es que el presidente de la república, aprovechando su alta popularidad, pueda aparecer en las boletas de las elecciones intermedias de 2021, para que los ciudadanos en una consulta puedan decir que continúe en su cargo o se vaya. De aquí se desprenden varias circunstancias qué hay que tomar en cuenta.
Que el presidente se vaya o se quede no depende de su estado de ánimo, ganas o intencionalidad de hacerlo, ya que él fue electo bajo las reglas constitucionales y democráticas establecidas previas al día de la elección, de tal manera que tiene que someterse, al igual que otra autoridad electa bajo estas normas, a acatarlas y cumplirlas, ya que si hubiese una reforma que impactara en el cargo presidencial o en otros cargos, estas tendrían que tener vigencia y ser aplicables para las autoridades electas en el futuro y no a las actuales que se encuentran desempeñando los cargos.
Lo que el presidente de la república, sus legisladores y su partido pretenden es engañar a los ciudadanos, pues dada su alta popularidad en este momento, y que ellos vislumbran alcanzará hasta las elecciones intermedias, la imagen del presidente en las boletas será para tratar de empujar a esos candidatos futuros pensando que los ciudadanos votarán más por la imagen presidencial en un amañado y falso proceso de consulta o revocación de mandato. El fondo es que el presidente quiere influir en las elecciones intermedias para beneficiar a su partido y a su vez beneficiarse él, lo que en cualquier democracia resulta grave intromisión en la vida y en el desarrollo democrático del país.
Además, deja claro que se está preparando un camino para que, en su momento, si así les conviene, puedan buscar que el presidente se mantenga en el cargo, justo como ya ha sucedido en otras naciones, como el caso de Venezuela, y esto lo vemos así porque el presidente y sus legisladores dicen que harán lo que el pueblo les diga, y habiendo visto diversas consultas amañadas y a modo, “el pueblo” es un argumento que ellos usan, pero que no es medible ni cuantificable, porque además no está verificado ni revisado por ninguna autoridad imparcial.
El presidente no quiere irse y todo indica que empieza a pavimentar el terreno soltando malabares respecto a la revocación de mandato y la posibilidad de reelección, aunque digan todo lo contrario, sus dichos y sus acciones fortalecen la posibilidad de quererse perpetuar en el cargo público.
Que el presidente aparezca en las boletas en 2021, para revocar el mandato, es una grave intromisión que debe denunciarse y evitarse. Un demócrata debe cumplir con la democracia, el presidente fue electo para un cargo de seis años, el cual no depende de su voluntad o ánimo de irse. La Constitución debe cumplirse, la democracia debe imperar en México.
Si el presidente aparece en las boletas en 2021, existirá la tentación de que quiera hacerlo en 2024.
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