El Dr. Alfredo Jalife publicó en su artículo de La Jornada (7 de abril, pág. 12) la noticia sobre el acercamiento del presidente Trump y el Premier XI con buena intención hacia un G-3 nuclear Estados Unidos, China y Rusia. Aún más sorprendente agrega el distinguido geopolitologo, se mencionó la “responsabilidad global” de ambos.
Esta noticia sorprendente está en sintonía con la propuesta que ha venido haciendo el Centro Mexicano de Responsabilidad Global (CEMERG), en el sentido de que las cinco potencias del Consejo de Seguridad de la ONU disminuyan su gasto militar y lo inviertan en mitigar el cambio climático que, en realidad, es una obligación de quienes tienen los mayores privilegios, poderes y recursos; en consecuencia la mayor responsabilidad.
Es el mejor momento para que, con base en ese acercamiento, Estados Unidos y China se comprometan seriamente en destinar recursos a la restauración de la biósfera y a actuar con urgencia para combatir los efectos del cambio climático con la colaboración de todos. Vivimos tiempos de definición y compromiso para enfrentar los problemas globales por los que atraviesa la humanidad.
No podemos ignorar el reclamo que ya empezó a extenderse en voz de millones de jóvenes de todo el mundo, que inició Greta Thunberg.
Si ante este reclamo legítimo de la juventud las potencias no actúan será necesario que la sociedad civil global tome la determinación de empujar al resto del mundo para exigir la convocatoria a una conferencia general de miembros de la ONU para la revisión de la Carta con el propósito de “eliminar” el derecho de veto de las cinco potencias y transformar la ONU en un parlamento mundial que incluya una cámara de representación ciudadana, que responda con eficacia a los problemas globales por los que atravesamos los 7,500 millones de personas.
Que las cinco potencias del Consejo de Seguridad de la ONU disminuyan su gasto militar y lo inviertan en mitigar el cambio climático, obligación de quienes tienen mayores privilegios, poderes y recursos.
Mientras eso sucede y en paralelo es viable impulsar el parlamento mundial ciudadano, que es una necesidad imperiosa para lograr el nuevo paradigma de gobernanza global, con las nuevas tecnologías de comunicación e implementarlo desde las universidades en todo el mundo, mediante un proceso electoral global democrático y transparente de acuerdo a la Resolución PARMUN, en siete etapas sucesivas.
¿Cuál es el fundamento político y jurídico? La soberanía de la humanidad, que supera a la que se ha venido enarbolando como soberanía nacional y que deriva de la “soberanía del pueblo”.
La soberanía de la humanidad es expresión y suma de los derechos humanos de todas las personas, contenidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que en su artículo 28 dice:
“Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que las libertades y derechos proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos”.
Por último, la dignidad de la persona es la esencia que da sentido y soporte a la necesidad de impulsar el parlamento mundial ciudadano, con fundamento en la soberanía de la humanidad.
¡A grandes males, grandes remedios!