“Pactas sunt servanda” es la frase que nos recuerda que las obligaciones deben ser cumplidas, éste término del latín, con gran relevancia en derecho internacional, nos recuerda los acuerdos a los que se comprometen los Estados. Tal es el caso de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS), así como de la llamada Agenda 2030, los cuales establecen que los Estados firmantes, entre ellos nuestro país, se comprometen a implementar las medidas necesarias y suficientes para conservar el medio ambiente.

Ante el reto que representa la conservación medioambiental existen diversas acciones que pueden y deben ser realizadas por los múltiples sectores de la sociedad y el gobierno. Una vez planteada la problemática, resulta evidente que como especie, los humanos somos responsables en mayor o menor medida del deterioro ambiental.

Los modos de producción y la sobre explotación de los recursos naturales han llevado a un acelerado exterminio de ecosistemas, ocasionando daños si no irreparables, que tomará generaciones regenerar. Conviene entonces tomar conciencia sobre cuánto contribuimos en ésta catástrofe que acaba con la naturaleza.

Acciones que involucren a los todos los sectores de la industria, al gobierno y a la sociedad como consumidor, deben ser implementadas con una visión integral en donde converjan actos de autoridad que incentiven la preservación del medio ambiente, se produzca sustentablemente y se consuma responsablemente.

En el marco de los esfuerzos de la comunidad científica, diversas instituciones públicas y de la Sociedad Civil impulsaron el Primer Congreso de Agroecología en el Estado de Chiapas, con la finalidad de conjugar saberes e iniciativas que coadyuven a la preservación del legado histórico cultural de nuestros cultivos, así como llevar a la discusión temas fundamentales como la seguridad alimentaria.

Uno de los tópicos que destacaron en diversas alocuciones de expertos en la materia, es el papel fundamental que juega el maíz en el imaginario colectivo del mexicano; estamos ligados ancestralmente a su producción y consumo, representa una alternativa de conservación del medio ambiente, a la vez que es un cultivo altamente consumido, pues la dieta de las naciones que comparten Mesoamérica está basada en el mismo.

Las coincidencias entre los expertos del Primer Congreso de Agroecología, celebrado del 12 al 17 de mayo, indican también que la estrategia debe ser enfocada en ecorregiones y no en fronteras que corresponden a la geografía política. Atender a las cuencas y microcuencas involucrando a las sociedades que las habitan para poder realizar una planeación y evaluación óptima y cercana.

La concurrencia entre los diversos órdenes de gobierno sería insuficiente sin la participación activa de los pobladores, es por ello que son imprescindibles los mecanismos de participación de la ciudadanía.