“En la amistad es donde únicamente existe la Paz”.
Eugenie Marlitt

 

Hace una década, los meses de abril y mayo sumieron al país, y en particular a la Ciudad, en una emergencia sanitaria producida por la aparición de miles de enfermos de “influenza tipo A”, provocada por el virus identificado como H1N1 que ya en 1918 había causado la muerte de más de 40 millones de compatriotas.

La “Gripe Española” de 1918, obligó a efectuar la primera reforma a la recién estrenada constitución de 1917, otorgándole al Ejecutivo el control y aplicación de medidas sanitarias extremas para responder ante un devastador efecto poblacional como el que entonces enfrentaron las autoridades del carrancismo en el poder.

En 2009, el Ejecutivo federal recurrió a tal entelequia constitucional para emitir un acuerdo, el 25 de abril, a través del cual se decretaban una serie de medidas de emergencia que dieron pábulo a que las autoridades de la Ciudad de México extremaran dichas disposiciones, a grado de suspender prácticamente las actividades cotidianas de la población en todo el territorio de la capital, argumentando el bien superior para la salud de la colectividad.

El monitoreo cotidiano del avance de la epidemia, la aplicación masiva de medicamento a los pacientes y una probada y sensible disminución de la mortandad, permitieron que el gobierno de la República emitiera, el sábado 2 de mayo de ese año, el “Acuerdo por el que se deroga el Acuerdo que declara a la influenza A H1N1 enfermedad grave de atención prioritaria”, mismo que al día siguiente de su publicación entró en vigor.

En menos de una semana de aplicación de las medidas extremas, la debacle económica de la capital del país provocó una crisis de profundas dimensiones a mediano plazo, pues prácticamente el sector de servicios, puntal de la economía de la Ciudad, había colapsado por falta de actividad e ingresos.

La reactivación de esta fuente de la economía local, representó un enorme reto para la Jefatura de Gobierno, a cuyo frente se encontraba Marcelo Ebrard, el cual propuso a las embajadas acreditadas en México la organización de una Feria Internacional de las Culturas Amigas (Fica) que permitiera recuperar la confianza de los capitalinos y del turismo, nacional e internacional, en la superación del riesgo sanitario que había sido decretado ante la emergencia en días previos.

La solidaridad de 50 países se patentizó en su activa participación en la primera edición de este encuentro, mismo que se llevó a cabo sobre el Paseo de la Reforma y cuyo impacto fue el esperado, pues la economía comenzó a reactivarse.

A una década, aquel gesto solidario ratifica el aforismo de la escritora alemana Eugenie Marlitt, para quien la paz sólo puede anidar en la amistad, un virtuoso hecho que próximamente se reiterará en la X Edición de la Fica, la cual se llevará a cabo del 31 de mayo al 16 de junio de este año, en la primera sección del Bosque de Chapultepec.